Esta mañana, durante la ruta personal del colesterol, no vi gaviotas que cruzaban Cortadura, eran conejos quienes transitaban por la vereda del camino. La mar no lucía sus verdes-azules , ni las olas su blanco salino. El viento ni era el Levante ni el Poniente, simplemente era una ligera brisa fresca, seca.
Todo un mar de trigales, que querían imitar a la mar, pero no era el mar.
