Nació a finales del siglo XII en Bouvignes, donde aún quedan restos de su casa natal. Pronto quedó huérfano de madre, y como era un niño bueno y piadoso, fue adoptado por los canónigos de Leffe, que le instruyeron y le formaron en la vida espiritual, cosa que agradeció su padre. Luego estudió teología en la abadía y escuela benedictinas de Waulsort. Sobre 1163 fue ordenado presbítero y enviado a Onhaye, un pequeño pueblo cerca de Namur. Allí relevó al anciano y piadoso cura Héribrand, y tuvo por vicario a su propio sobrino Norberto Fauchon. En 1190 fue nombrado decano de los canónigos de Florennes. Varias veces medió entre los nobles y los abades u obispos en temas relacionados con las tierras, los beneficios eclesiásticos, los diezmos, etc.
Su sobrino, que había sido destinado a Hastière-par-delà, llevaba una vida escandalosa, con poca piedad, y dado a los juegos y las mujeres. Walter le recriminaba con gran caridad, pero exigencia, que se enmendase y fuera buen ministro de Cristo, pero el otro, nada. Llegó a amenazarle con que le quitarían su parroquia y del sacerdocio. Un día, cansado de ser regañado, el joven presbítero invitó a su tío a dar un paseo en bote. Cuando estaban en medio del río Mosa, el mal hombre golpeó con el remo a su tío repetidas veces, hasta destrozarle el cráneo y matarle, el 23 de junio de 1199, teniendo Walter cerca de 60 años. Acto seguido, el asesino tiró el cuerpo por la borda, pensando que el río se lo tragaría. Pero el río arrastró al mártir hasta la orilla y fue hallado por unas mujeres que vieron unos resplandores y una misteriosa cruz de yerbas y flores que sobresalían entre las demás.
Traslación de las reliquias del santo.
Avisado el pueblo, el clero y el abad de Waulsort (a cuyos dominios pertenecía la región y sus parroquias), este decidió trasladarlo a la abadía para darle una honrosa sepultura, aunque se lo disputaba el pueblo de Onhaye. Puso el cuerpo en un carro tirado por caballos, pero estos se negaron a andar. Entonces, buscando una señal de Dios, tomaron dos vaquillas blancas que nunca se habían uncido, las sujetaron al carro y los animalitos comenzaron a andar por si mismas hacia Onhaye, deteniéndose en la iglesia de San Martín y negándose a caminar un paso más. Y allí fue sepultado, ganando en breve mucha devoción entre los comarcanos. En Bouvignes, su pueblo natal, se venera una reliquia suya.Nunca ha sido canonizado, pero su culto permanece y aún se celebra una vistosa procesión con sus reliquias el domingo posterior al 23 de junio. Se le invoca contra los dolores de cabeza y las enfermedades del ganado.
Fuente:
-"La Fleur des saints: 2000 prénoms et leur histoire". ABBÉ OMER ENGLEBERT. Jerusalén, 1979.
A 23 de junio además se celebra a San Siméón Estilita "el Joven".