Revista En Femenino

El más bochornoso cruce de cables mental de mi vida

Por Siendomadres @SiendoMadres

Cruce de cables  mentalSon muchas la veces en las que he sufrido un cruce de cables mental, sobretodo debido a la falta de sueño.  Ayer sin ir más lejos, al intentar llamar a  un cliente, marqué 2 veces seguidas el número de mis padres y otras dos veces más el número de la guardería de mis hijos. “No hija, te has vuelto a equivocar” me dijo mi padre con compasión.  A la quinta intentona por fin mi mente se despejó.

En esta ocasión mis hijos no tuvieron nada que ver con la falta de sueño, llevan unas noches durmiendo del tirón como benditos.  Ayer la causa fue la carga de trabajo.

Estoy desarrollando un proyecto que me apasiona en el que hay que currar muy intensamente justo antes de Navidad.  Tanto de día como de noche pienso en detalles que no me puedo olvidar, en listas de tareas  que debo enviar, etc.  Además está este blog, al que no quiero dejar de mimar por nada del mundo.

Para añadir más tareas a las que ya tengo hoy a las 6 de la mañana me ha dado por documentarme sobre este los cruces de cables mentales.  He encontrado bastantes artículos que afirman que la falta de sueño provoca bajo rendimiento congnitivo.

Es entonces cuando he recordado el más bochornoso cruce de cables de mi vida:

Tendría unos 19 años cuando  confundí estrepitosamente a una persona muy conocida por mí con otra.

Era época de exámenes en la universidad y yo acusaba una considerable falta de sueño.  Me fui al gimnasio, sobretodo porque tenía jacuzzi.  Antes intenté hacer algo de deporte y en eso estaba cuando me paró mi entrenadora de básquet de la infancia.

—Hola Sonia. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás? — Quiso saber entusiasmada

—¡Hola!  Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú? A ver si no vamos a echar unas canastas algún día.

Eso se lo dije con una gran sonrisa mientras saltaba representando el acto de jugar al básquet.

—¿Cómo? — Preguntó con cara de desconcierto.

—Pues eso, a ver si quedamos y entrenamos como antes— yo seguía a lo mío, saltando como un Harlem Globetrotter.

—Ah, vale.  Bueno Sonia, me ha encantado verte. Cuídate mucho— Y se marchó.

30 segundos más tarde caí en la cuenta.  ¡¡Era la hija de la vecina!!  ¡¡No era mi entrenadora de básquet!!  ¡Por Dios que ridículo! ¡Que bochorno!

Se parecían un poco,  pero desde luego no hasta el punto de tenerlas que confundir.

Todavía ahora pienso que si alguna vez me topo con ella le pediré disculpas. Aunque no creo eso suceda. Seguramente cada vez que me ve en la lejanía, cruza la calle.  Y no la culpo.

¿Os ha pasado algo similar alguna vez?

Este post ha sido redactado según el Código de Confianza C0C


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