Los masajes son una terapia sencilla pero no trivial, sencillo porque sólo implica el uso de las manos. Por el contrario, con el paso de los años se ha convertido en un tema cada vez más especializado que adquiere tecnicismos cada vez más refinados
Historia del masaje
El masaje es sin duda el remedio más antiguo adoptado por el hombre para aliviar el dolor, eliminar la fatiga, vigorizar el cuerpo y el espíritu. También es uno de los gestos más instintivos y naturales de aplicar presión a una parte dolorosa.
El término masaje se refiere a una combinación de diferentes técnicas manuales practicadas sobre la piel de una persona. Se dice que el término deriva del árabe que significa palpar, según otros autores proviene del griego que significa amasar, o del hebreo que significa manejar. Las primeras referencias del masaje se encuentran en manuscritos chinos que datan del 2.700 a.C.
Alrededor del año 1.000 a.C., los médicos indios aconsejaban a quienes realizaban esfuerzos físicos que se frotaran el cuerpo con aceites para retrasar la aparición de la fatiga, y actualmente, en la India, prácticamente cualquiera puede realizar un masaje. De hecho, el masaje ha ejercido una influencia considerable en la medicina tradicional de todo el Lejano Oriente.
– En Egipto, hacia el año 50 a.C., en la época de Cleopatra, el masaje era practicado por sirvientes y esclavos que practicaban el masaje sumergido en tinas con agua perfumada, y los propios griegos sintieron estas influencias positivas.
– Hipócrates, un famoso médico heleno que vivió en el siglo I a.C., lo recomendaba como terapia física y fue precisamente el mundo helénico el que perfeccionó las técnicas del masaje, dándole dos finalidades diferentes vinculadas a los juegos griegos: la primera se refería al masaje deportivo vinculado a los juegos (preparaban los músculos de los atletas para el esfuerzo físico y, al final de la competición deportiva, desfatigaban los músculos del mismo esfuerzo físico), mientras que la segunda era sanativa y estaba vinculada a la medicina, que utilizaba el masaje para calmar el dolor físico.
También Hipócrates había incluido el masaje en un programa de tratamiento médico, escribiendo: «el masaje vigoroso ata, el masaje suave afloja, el frotamiento excesivo arruina ciertas partes, el frotamiento moderado las hace desarrollarse».
Por lo tanto, se puede decir que en este período nacieron dos técnicas de masaje diferentes: un masaje deportivo y un masaje terapéutico relacionado con la medicina.
Incluso los romanos, siguiendo a los griegos, cultivaron el masaje en las Termas, donde sometían a los huéspedes a baños y masajes y donde este arte se utilizaba también para tratamientos de relajación y belleza.
Tras la caída del Imperio Romano y durante la Edad Media, estos conocimientos y las prácticas resultantes cayeron en el olvido: cualquier forma de palpación del cuerpo era, de hecho, considerada pecaminosa.
Más tarde, durante el Renacimiento, Mercurialis (1530-1606), médico y gimnasta, redescubrió la antigua medicina griega y con ella a Hipócrates.
Mercurialis escribió ‘De arte Gymnastica’, una obra científico-práctica, en la que indicaba el masaje y la gimnasia como elementos fundamentales de la medicina preventiva para mantener el cuerpo sano. Tras el «redescubrimiento» en el Renacimiento, el masaje aumentó su popularidad en el siglo XVII gracias a la intervención de Henrik Ling, médico sueco, que decidió codificar las distintas técnicas.
Hacia finales del siglo XIX, las técnicas del masaje comenzaron a utilizarse casi regularmente como tratamiento médico.
Beneficios del masaje
El masaje puede utilizarse como tratamiento básico para diversas dolencias, pero también como complemento de otros tratamientos; sin embargo, también es muy útil para quienes gozan de una excelente salud, ya que es una increíble fuente de bienestar, tranquilidad y relajación que puede utilizarse para promover la salud general.
El masaje es un medio para neutralizar el estrés que se produce a diario.
La tensión y la rigidez constantes acaban provocando una disminución de energía y vitalidad, esto puede restablecerse mediante un masaje adecuado.
En la práctica, se trata de combinar diferentes movimientos realizados sobre el cuerpo para calmar dolores musculares o articulares y regular el volumen de ciertos tejidos, pero también para mantener y mejorar la salud mental aliviando la tensión y la fatiga.
Después de un masaje, los efectos beneficiosos se pueden sentir y hay una sensación muy agradable de ligereza. Los beneficios del masaje son innumerables y su eficacia va más allá del lugar exacto donde se realiza. Se puede empezar con relajación, que de por sí regenera al organismo y reequilibra el sistema nervioso y endocrino.
En el primer plano de estos beneficios están:
– Alivio de los signos de tensión en forma de calambres y espasmos musculares, restablecimiento de la flexibilidad, alivio del dolor en casos de reumatismo, dolores de cabeza, dolores de espalda, contracturas, esguinces o distensiones; el tejido muscular relajado gana inflexión y el tejido muscular contraído se relaja, restableciendo la tensión normal. Tiene el mismo efecto beneficioso en los tendones, ligamentos, articulaciones y la piel.
– Refuerza el sistema inmunitario, ya que el ejercicio y la contracción muscular son una forma eficaz de hacer circular el líquido linfático (que elimina las toxinas) en el cuerpo.
– Mejora la presión arterial y la circulación, ya que los movimientos realizados durante el masaje estimulan la sangre en dirección al corazón. En la práctica, la circulación sanguínea y linfática se activa y acelera, y se facilita el intercambio de sangre cargada de toxinas con sangre nueva rica en nutrientes a nivel celular. Esto ayuda a eliminar los residuos y a reducir el exceso de capas de grasa.
– Se eliminan las células muertas y se absorben los elementos que nutren la piel, dejándola suave y ayudándola a respirar, se genera una sensación de bienestar al sentirse acariciada y mimada.
Los masajes son interesantes, por tanto, los efectos ejercidos sobre el sistema nervioso, así como los efectos sobre los órganos del cuerpo (problemas intestinales y digestivos).
Contraindicaciones
Por lo general, los masajes no tienen ninguna contraindicación particular, sin embargo, debe considerarse que, en ciertas situaciones, como en el caso de lesiones y enfermedades como estados febriles, inflamación, enfermedades cardíacas, enfermedades infecciosas, deben evitarse.
Sin embargo, para evitar riesgos innecesarios, cuando se trata de masajear a una persona con algún problema de salud, lo mejor es acudir primero al médico especialista.
Fuente Comunicae
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