Revista Cultura y Ocio

El matón que soñaba con un lugar en el paraíso. Jonas Jonasson

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El matón que soñaba con un lugar en el paraíso. Jonas Jonasson     "Su vida pronto se llenaría de muertes y agresiones, maleantes y rufianes, aunque de momento solo soñaba despierto en la recepción del hotel más deprimente de Suecia."
     Tercer libro de un autor caracterizado por sus títulos larguísimos y peculiares y por la carga en sus letras de un peculiar sentido del humor que me traigo a casa, pero los que me conocen entenderán el motivo... el señor tenía un palo. Hoy traigo a mi estantería virtual, El matón que soñaba con un lugar en el paraíso.
     Per Persson, suyo nombre advierte el autor es tan curioso como llamarse Jonas Jonasson, es recepcionista en un burdel reconvertido en hotelucho. Allí pasa sus días pese a su juventud sin pena ni gloria y tampoco con muchos visos de que nada vaya a mejorar, entre maleantes y gentes de poco valor social. Y allí se aloja también Johan Asesino Andersson, un hombre cuyo alias explica perfectamente por qué ha entrado y salido de la cárcel varias veces. Un día llega al hotel una predicadora que embaucará en primer lugar al recepcionista hasta comerse su almuerzo y luego, tirando de labia, convencerá a estos dos hombres para comenzar una inverosímil aventura. Al menos hasta que Asesino tenga un problema de fe.
     Todos conocimos al abuelo de Jonasson y muchos además repetimos con su analfabeta, así que ya estamos familiarizados con esa peculiar manera de buscar el sentido del humor en lo cotidiano apoyándose en el defecto ajeno que practica el autor. En este caso, se trata de un trío de maleantes formados por un joven bastante pusilánime, una charlatana y un ex asesino decidido a limitarse a dar palizas para así no tener que volver a la cárcel. Será la predicadora, de vida bastante turbulenta y fe más que dudosa, la que decida profesionalizar la ocupación de Asesino y, de paso, sacar partido económico entre todos, y comenzar así una aventura que se verá trastocada cuando Asesino descubra, o crea descubrir, la fe. Esa que tenía perdida entre muertes y alcohol, y que comienza en horas sobrias haciéndole preguntas incómodas y le lleva por razonamientos extraños y que Jonasson aprovecha como filón de una novela que, por lo demás, sigue el esquema de las anteriores.
     Jonasson no se detiene en descripciones, proporcionándonos una vez más, personajes más que escuetos que, sin embargo, somos perfectamente capaces de imaginar gracias a sus palabras o actos. Busca, y consigue, la agilidad durante una lectura que se convierte en un entretenimiento sin aspiraciones a mucho más. Tal vez por lo familiar, no puedo decir que me haya gustado tanto como su segunda novela, a mi juicio la mejor de las tres, pero si que me ha parecido entretenida, de esas con las que uno sigue leyendo sin tener muy claro el motivo pero que tampoco abandona. Un libro que no pasará a la historia de mis lecturas, pero que me ha servido para estar en otro mundo un par de tardes.
     Comenzaba comentando a propósito de los títulos tan largos que utiliza el autor en sus libros. Algo en lo que creo que nos fijamos todos, así que decidme... ¿por regla general preferís los títulos largos o cortos?
     Gracias

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