El
gobierno ha cometido muchos errores. Y la oposición, y ustedes y yo, y aquellos
y los otros, amigos y adversarios. El domingo 8 de marzo,
además de la manifestación feminista, en España se celebraron muchos partidos
de fútbol y baloncesto a los que asistieron decenas de miles de espectadores, miles
de misas que congregaron decenas de miles de asistentes bien juntitos, un mitin
congreso en Vistalegre celebrado por Vox, además todo estaba abierto, bares,
cines, reuniones familiares, viajes en avión, trenes, autobuses, metros, etc.
todas estas aglomeraciones posibilitaron miles de contagios. Ya, visto ahora, hubiera
sido mejor no haberlos tenido, pero, ¿ahora, que hacemos?
Pero el mas grande error del gobierno ha sido no
sumar al mayor número posible de fuerzas, de partidos, al carro de la gobernabilidad,
de las decisiones compartidas. Ese terreno reclama una política concreta y
específica de aproximación, porque todo lo que no sume, todo lo que no acerque,
se le opondrá, cada vez con mayor dureza, al final le causará mayor desgaste el
enfrentamiento que los esfuerzos de aproximación.
Una
comisión de todos, o de la mayoría de la oposición, -recuerden aquellos pactos
de la Moncloa- haciéndola partícipes de estudios, posibilidades, alternativas…
evitaría luchas encarnizadas ante la opinión pública escudándose tras los
muertos, que aumentarán hasta hacer insoportable seguir con esta situación
política. Será dificilísimo que un gobierno con tan pocos apoyos parlamentarios
pueda resistir, y veremos como su desgaste irá en aumento si pretende continuar
el camino solo.
Los
adversarios siempre serán lo suficientemente fuertes como para enfrentar y torpedear
cualquier política, ningún grupo podrá desde el poder, convencer a la amplia
mayoría de la población española de que su decisión es la más adecuada, siempre
tendrá enfrente otros poderes, otras ideas, otras soluciones que se enfrentarán
y no podrá llevar adelante sus pretensiones tal como las imaginó. Item más,
tampoco garantizará que la resultante aplicada de sus ideas políticas, lo que
realmente perciban los ciudadanos, sea lo mejor para resolver los problemas. Sin
olvidar que, para lograr cierto consenso dentro del grupo de gobierno, sufrirá
también un desgaste cada una de las opciones que pretendan tomar.
Una
comisión para compartir fuerzas, supondría participar en las decisiones a más
políticos, sin que ello necesariamente aumentara los enfrentamientos que se
producen ahora, dado que en estos momentos disputas y zancadillas se producen
entre Gobierno central y los gobiernos de las 17 CCAA, en ocasiones azuzados
por sus troncos políticos, otras por la complejidad del problema. En cualquier
caso, no apreciamos un criterio centralizado en las medidas ni en los criterios
ni en los estudios, un país federal como España, está demostrando las dificultades
para hacer frente a pandemias y graves crisis económicas, por de pronto faltan
instituciones de coordinación estables con funcionamiento comprobado. Sin
descontar que veremos un debate en el próximo futuro sobre la sanidad, y quizás
educación. Una comisión más amplia que contenga más fuerzas que las del gobierno,
llegaría a más técnicos, científicos, economistas, empresarios, relaciones
exteriores… llegaría a mas gente con posibilidades de implicarse en alternativas
y soluciones que serán necesarias, cada día más y más diversas.
La
crisis sanitaria seguirá durante un tiempo, e instalará una crisis económica
brutal. Cualquiera de las múltiples soluciones que se quieran tomar en una u
otra crisis, solo serán eficaces si fueran apoyadas por inmensas mayorías de
población, y ello solo será posible desde organismos de coordinación, deliberación
y decisión conjuntos. Les aseguro que sin llegar a un gobierno de concentración,
existen y/o se les ocurrirán muchas fórmulas posibles de integración que eviten
la lucha de amplías mayorías de población contra los políticos que mandan, que
conducirían a mayores desastres. Desde fuera la tendencia de la oposición, de
cualquier oposición, será a extremarse, se irá arrinconando, encabronando cada
vez más al personal, produciendo un desgaste que hará insoportable la
convivencia y ninguna solución que satisfaga a amplias mayorías será posible.