Revista Maternidad

El mayor espectáculo del mundo

Por Lamadretigre

Foto 2 Siempre pensé que la secuencia lógica tras ser madre cuádruple era convertirse en madre quíntuple. Pero no, o yo soy un ejemplar defectuoso de esto que los italianos llaman mamma, o resulta que después de madre de cuatro una asciende directamente a abuela primeriza.

Lejos de afrontar mi quinta maternidad  con la calma y el savoir faire que se le supone a una que ha pasado por estas lides un sin fín de veces, La Quinta me pilló reseteada a cero, hecha un manojo de aprensiones y completamente embobada por este bebé mío que me tiene con el corazón encogido desde hace exactamente un año.

Fue verle la cará a este bombón pelón y perder el poco pudor maternal que me quedaba. Quién necesita dignidad teniendo el bebé más guapo del mundo. Nuncá un bebé dió palmas con más salero ni entonó las pedorretas con tanto garbo. Hace un cucú-trastrás que da gloria verla y qué me dicen de esa sonrisa arrolladora con sus seis dientecitos de nácar de primera calidad. Y esos muslitos de cabaretera entrada en carnes, ¡ay!

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Qué más da que no duerma, ni gatee. A quién le importe que tome más pecho que un recién nacido y se nos cuele en el lecho conyugal en cuanto nos despistamos. Es La Quinta y es lo más grande que le ha pasado a la humanidad desde la palabra escrita. Y punto.

La miro mientras aporrea un cubo con una barriguita con una precisión de neurocirujana célebre y no me creo mi suerte. Es como si me hubiera tocado el gordo cuatro veces y, cuando creía haber agotado mi cupo de buena fortuna, se hubiera personado la vida en mi casa a darme un bonus. La Quinta es un reintegro que supera cualquier expectativa que jamás hubiera podido tener.

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Me ha costado gestionar tanta felicidad, no se crean. Estoy viviendo a La Quinta como quién disfruta de un placer robado. Mirando siempre de reojo no vaya a venir la gestapo a llevársela.

Lo sentimos señora, ha habido un error burocrático, no tiene cupones en su cartilla de racionamiento vital para pagar estos lujos. Es más, hemos hecho bien los cálculos y nos llevamos también a La Cuarta ahora que parece que ha conseguido meterla usted en cintura.

Porque tener estas cinco niñas y la paz y la salud para disfrutarlas es un lujo. Asiático.

Y de este bebé que hoy cumple un añazo a traición qué voy a decirles, es lo más grande desde la pólvora. No sé qué haríamos sin ella, sus miradas escépticas y sus parrafadas en monosílabos.

Chochear era esto.

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