Revista Opinión

El mecanismo de la pesadilla, sobre Berberian Sound Studio

Publicado el 11 mayo 2019 por Carlosgu82

Berberian Sound Studio

Hipnótica obra de Peter Strickland, que en su segunda película ahonda con maestría en un infierno de distorsión, gritos, muecas exageradas, sangre, egolatría, terror y metacine, mediante un ejercicio de brillantez técnica que envuelve desde el primer minuto bajo el asedio del poder del sonido.

Años 70. Gilderoy (Toby Jones), un ingeniero de sonido británico, es contratado por un director italiano, Giancarlo Santini (Antonio Mancino), para trabajar en la posproducción de una película giallo, de su autoría. El retraído ingeniero se especializa en la posproducción sonora de documentales sobre fauna rural, y llega al estudio italiano Berberian convencido de que trabajará en un film sobre caballos. Es que fue informado por el director que el proyecto estaba vinculado a lo ecuestre, sin más detalles. Y cuando es recibido por el productor, Francesco Coraggio (Cosimo Fusco), y puesto a ver una escena, identifica, confundido, que el proyecto poco tiene que ver con la temática de sus anteriores trabajos. Paulatina y exponencialmente se irá introduciendo en un clima opresivo, violento y enfermizo, en el que no se sentirá cómodo, cuando además, el reembolso de sus gastos en el vuelo de ida, se escurra en entramados burocráticos de corte kafkiano.

El mecanismo de la pesadilla, sobre Berberian Sound Studio

Tan intenso como disfrutable es ver el artificio de una obra de ficción por dentro: objetos y comida manipulados para logar determinado sonido; gestos, ademanes y poses impuestas en las actrices para que expulsen el caudal de voz más tenebroso o el tono adecuado en un diálogo, mientras son expuestas como herramientas desechables, como peones histriónicos sumidos a los antojos de una entidad caprichosa. Ellas serán torturadas con la excusa de sacarles lo mejor para la película, y manoseadas como objetos en su cualidad desechable. Y Gilderoy permitirá ser obligado (gracias a su cobardía) a funcionar como cómplice.

El entorno asfixiante es reforzado por el protagonismo del sonido (tan monótono como arrítmico o agresivo) y los planos cerrados. Abundan los plano detalle y es sutil el montaje de las transiciones entre el estudio y el lugar en el que duerme Gilderoy, lo que contribuye a lo que poco a poco decantará en una yuxtaposición de realidades distintas, muy cercano al estilo de David Lynch. Entonces lo metafílmico funciona como eje y motor. La reiterativa presencia de un cinematógrafo y de elementos mecánicos que surgen súbitos y estridentes, nos recuerdan a la rupturista Persona, de Ingmar Bergman, ya desde el comienzo. Existe también cierta ausencia de lógica en la narrativa (otro rasgo lynchiano), al carecer de los elementos del relato convencional (o por lo menos alterando su orden y sus funciones). Es que Berberian Sound Studio, en su desarrollo, explora el proceso de elaboración de una película y la afectación psicológica de un personaje absorbido por ese proceso, fundiendo a ambos aspectos -el proceso y la afectación- en la pura intención de impresionar con fundamentos. El contraste entre las personalidades de Gilderoy (tímido, sumiso, miedoso) y Coraggio y Santini (viriles, decididos, prepotentes)  potencia el desconcierto y ayuda a entender a Gilderoy como una especie de víctima de un cruel circo. La noción de pesadilla viva se instala en la mente de Gilderoy, altera sus impresiones, influye en su accionar, y se opone al vínculo con su madre, sutilmente demostrado en las cartas que ella le envía y él responde.

Luego de que una de las actrices vapuleadas destruye parte de la producción como venganza al maltrato recibido, se accede a un terreno casi plenamente experimental hasta el final, en el que la yuxtaposición alcanza su máximo nivel, y el horror y la locura  confluyen en un surrealismo asfixiante. Mención aparte para la importancia del color rojo en trabajo con el negro; combinación que bien utilizada desemboca en un fuerte impacto visual. Mezcla de terror psicológico, surrealismo, cine experimental y drama, Berberian Sound Studio es un homenaje impecable al cine como aparato, cuyo mecanismo tiene en su caso, la compleja función de perturbar al espectador (durante y después del visionado) y desestructurar lo real, o al menos lo que la percepción nos indica como tal.

Berberian Sound Studio (Reino Unido, 2012)

Dirección: Peter Strickland. Guion: Peter Strickland.  Elenco: Toby Jones, Tonia Sotiropoulou, Cosimo Fusco, Susanna Cappellaro, Layla Amir, Eugenia Caruso, Antonio Mancino, Hilda Péter, Chiara D´Anna, Katalin Ladik, Guido Adorni, Lara Parmiani, Suzy Kendall, Salvatore Li Causi, Fatma Mohamed, Zsuzsanna Buksi. Fotografía: Nicholas D. Knowland. Productora: Illuminations Films / Warp X. Duración: 92 minutos.


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