"La tecnología es ante todo el discurso de la mentira (...) la mentira se sitúa en la totalidad del discurso tecnológico que afirma alto y fuerte los ‘valores’ por el mismo medio que niega estos valores (...) El gran designio es que, ante todo, no hubiese conflictos."
(Jacques Ellul, El bluff tecnológico)
El ruido es equiparable a las imágenes -ya sean éstas mentales o físicas-. En un mundo repleto de pantallas el terreno está abonado para la manipulación a gran escala. No puede haber observación donde la permanente cascada de imágenes desborda al receptor de la información. La hiper-información se convierte en manipulación y alienación continua. Sólo la criba de la información puede ser útil al individuo, sin embargo, requiere demasiado tiempo y lo esencial de la información queda en la inmensa mayoría de las ocasiones diluido por la opinión pública influenciada por los monopolizadores de la información; los medios de comunicación de masas o de propaganda.