El pasado junio, Kenia acogió la Primera Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA), que formaba parte del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
Uno de los informes que estremecen es el The Environmental Crime Crisis, a rapid response assessment, formulado conjuntamente con la Interpol. Este anuncia que los crímenes contra el medio ambiente ayudan a financiar guerrillas en África, sobretodo en la parte subsahariana. Estos crímenes producen más de 100 mil millones de dólares al año.
El informe denuncia el expolio medioambiental que realizan estos grupos armados para enriquecerse. El documento pone de manifiesto que la riqueza se queda en los bolsillos de los grupos armados e impide al país desarrollar las economías locales, privando a los países africanos de millones y millones.
The Environmental Crime Crisis, NNUU & Interpol
El tráfico ilegal de materias primas, la pesca ilegal, la minería ilegal, los residuos tóxicos y la caza furtiva de muchas especies animales son algunos de estos crímenes medioambientales. Por ejemplo, los elefantes, se calcula que anualmente se cazan 20.000 y 25.000 de una población de entre 420.000 y 650.000. Esta actividad alimenta un comercio de colmillos de elefantes que genera entre 165 y 188 millones de dólares al año.
Otro de los ejemplos que analiza el informe es el tráfico ilegal de carbón, la milicia de Al-Shabaab en Somalia se financia con entre 38 y 56 millones de dólares anuales. Pero el total del carbón que sale ilegalmente de ese país llega a los 360 o 380 millones de dólares al año, así que se tienen que haber muchos otros grupos más que se enriquecen con esta actividad ilegal.
The Environmental Crime Crisis, NNUU & Interpol
El informe afirma que las medidas que se están tomando desde los diferentes países y la comunidad internacional son insuficientes, y presenta por ello una serie de recomendaciones: estudiar a nivel nacional las múltiples dimensiones del crimen medioambiental, coordinación internacional, estudiar el papel que juegan los mercados destinatarios de estos productos y las empresas que los comercializan, una legislación medioambiental más fuerte, y soporte institucional a INTERPOL, UNODC, entre otros.
Recomendaciones que se quedan en unos papeles que no muchos leerán, y se avanzará lentamente para combatir estos crímenes medioambientales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen, el PNUMA e Interpol, hacen una estimación y calculan que los crímenes medioambientales producen entre 70 y 213 mil millones de dólares al año.
El comercio ilegal del medioambiente, implica una amplia gama de flora y fauna a través de todos los continentes. El nivel de sofisticación del comercio ilegal y la naturaleza de la globalización del comercio está más allá de la capacidad de muchos países. No solo constituye un sector criminal, crimen organizado y terrorismo sino que implica pobreza, subdesarrollo y desafíos al gobierno.
MARIA GOBERN
@mariagobern
The Environmental Crime Crisis, NNUU & Interpol