Es hora de retomar esta sección de debates, ¿no creéis? Hablemos esta vez de preferencias lectoras, de lo que más abunda en el mercado (juvenil, sobre todo) y de qué opinamos al respecto. No os pediré que os decantéis por los libros independientes o por las sagas (por la sencilla razón de que ni siquiera yo puedo decantarme por un bando), sino que hablemos de lo bueno y lo malo de cada uno, que os animéis a criticar cuando queráis (con bondad ;P).
La ventaja de los libros independientes es el placer de saber que, al llegar a la última página, podremos cerrar el libro sabiendo que todo ha llegado a su fin, que todos los cabos sueltos han sido atados y que no nos morderemos las uñas pensando en el qué pasará después. Pero esto también puede ser un inconveniente, claro: seguro que no soy la única que, al leer un libro y conocer el mundo que nos presenta el autor, no quiere dejarlo ir; hay universos que gustan tanto que deseamos más y más novelas ambientadas en ese lugar, y si es un libro independiente, sabemos que cada página que leemos es un paso más hacia un final con el que dejaremos de disfrutar de ese mundo, con el que tendremos que despedirnos de él.
En ese caso, las sagas ofrecen una ventaja inigualable: el poder seguir disfrutando de ese mundo, de esos personajes, etc. Y además, aunque no haya ninguna regla escrita al respecto, creo que cuantos más libros se dispongan para desarrollar una trama, más se podrá elaborar la historia en general y sus personajes, ¿no os parece? Y aunque a veces gusta leer un libro que tiene un final cerrado, otras nos apetece disfrutar de otro con final abierto que nos deja con la intriga del qué pasará y con ganas de más libros.
Pero claro, no es lo mismo una trilogía que una saga de doce libros. Si hay algo que no soporto son las sagas interminables, esas que empiezan siendo una trilogía pero, como consiguen fama y se venden bien, el autor y la editorial deciden sacar provecho y alargarla a cinco libros, que luego se convierten en siete y después en diez, y así continuamente. Y peor aún es cuando deciden seguir con la saga años después (un ejemplo es Almas gemelas, una trilogía con un final cerrado publicada hace quince años y cuya autora ha publicado ya una cuarta parte). Porque cuando deciden alargar una saga de esta forma (para vender, vamos), me siento engañada. He dicho.
No me importa que haya series de veinte libros, si desde el principio aclaran que así será; no veo mal que un autor diga que será una trilogía pero luego acabe convirtiéndose en tetralogía porque la trama así lo pide, porque es necesario; no veo ningún problema si un autor decide sacar una secuela (ya sea de saga o libro independiente), pues no es “necesaria”; pero no me gusta que me tomen el pelo, que me vendan una saga corta (de 2, 3 o 4 libros, por ejemplo) y cuando me haga con el que yo creo es el último me digan que tendré que comprar tres libros más para saber cómo acaba la historia.
Y ahí es donde entra el factor económico: porque los libros son caros, todos lo sabemos. La media de los libros juveniles ronda los 16€, y si nos vamos a la literatura adulta ya rondamos casi siempre los 20€ (por no hablar de la fantasía épica, que se nos puede ir por las nubes), y no es lo mismo comprar un libro independiente que el gasto que supone adentrarse en una saga, no es ningún secreto (en el siguiente post de El Megáfono hablaremos de los precios de los libros y podréis desahogaros cuanto queráis).
Es un tema del que se podría decir mucho más, pero, a grandes rasgos, creo que he dicho lo básico de lo que opino al respecto. Los libros independientes tienen sus pros y sus contras, al igual que las sagas, y no es fácil decantarse por uno sólo: la variedad es buena, y hay de todo en esta vida. Ahora es vuestro turno de opinar, de llevarme la contraria o de darme la razón, de añadir lo que queráis y de sacar el látigo si lo veis necesario. Adelante ✿