Vivimos en una época en la que reina la velocidad. A menudo, podemos comprobarlo en la información y los medios de comunicación. Nos han acostumbrado a "tragar sin masticar" una noticia tras otra evitando que nos paremos a otear, aunque sólo sea por unos minutos, el trasfondo que éstas encierran.
Cuando lo haces, cuando te paras a pensar, te das cuenta de que hay muchos valores que dejas atrás haciendo que lleguen a atrofiarse de tal modo que se tornan cuasi transparentes y que ya solo son meros fantasmas del extinto sentido común.
A veces, llegan historias que te hacen entreabrir los ojos y darte cuenta de que vale mucho más un mínimo gesto que goles, victorias, trofeos.
Lo que ocurrió el pasado Martes en el entrenamiento del Málaga es uno de estos gestos que normalmente suelen quedar guardados en el anonimato de las mentes de sus protagonistas.
Francisco Lara, es un aficionado del Málaga de 19 años que sufre parálisis cerebral. Fue al entrenamiento del equipo para, con un poco de suerte, ver de lejos a sus ídolos. Dio la casualidad de que allí se encontraba Nasser Al Thani, vicepresidente del club. Tras charlar con él, éste le cedió un pase a Francisco para que pudiera entrar a presenciar todo el entreno. Cuenta Francisco que gracias a eso sonrió ese día.
"Goles" como este son los que nunca debe dejar de anotar el Málaga, una entidad cuyos cimientos son los sentimientos de miles de personas por encima de todo lo demás.
Hay hechos sencillos que no nos costarían ningún esfuerzo realizar y que pueden desencadenar momentos y recuerdos memorables para alguien. Estas historias nos deben alentar a buscar cuáles de esos hechos están en nuestra mano y a hacerlos palpables sin pararnos a pensar. Porque para cosas así es para lo que no hace falta pararse a pensar.