Revista Opinión

El mejor poema no estaba impreso

Publicado el 23 febrero 2022 por Ildefonso67
El mejor poema no estaba impreso

En alguna ocasión ya he descrito la emoción de encontrar en un libro viejo la presencia de su antiguo propietario, ese cordón umbilical entre lectores que se ceden el testigo anónimamente a través de unas páginas ya recorridas antes por otros ojos.

Lo que no me había sucedido nunca era encontrar a la propia autora de la obra en ésta. Y no hablo en sentido literario, sino literal. Y menos que este hecho le añadiese, finalmente, el colofón más sentido, vibrante y devastador al poemario que encontré hace unos meses en una librería de lance que frecuento y por la que navego sin rumbo ni cronómetro, cuando tengo ocasión.

Es un libro de poemas sencillos y hermosos, escritos a corazón abierto, dedicados, en su mayoría, al amor perdido y al sentimiento que provoca su ausencia.

Sin embargo, los mejores versos habían sido añadidos a mano por la poeta, en la dedicatoria que, escrita en la página inicial, bajo el título y el nombre de la autora, con una bella letra redonda dibujada veinte años atrás, volvían a clamar (intuyo que en vano) en el desierto de desamor que habría de extenderse en las siguientes páginas:

«Querida (nombre de mujer): ¿Cuándo hacemos una tertulia-comida y charlamos de todo esto con tranquilidad? Un beso y hasta pronto».

El ejemplar, escondido en un montón de volúmenes de segunda mano amontonados en un rincón de la caótica librería, me costó dos euros y medio.


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