Trabajar en el mundo del buceo es el sueño de muchos, “el trabajo soñado”, y no por nada: comenzar el día en la playa, meterte al agua, nadar con peces de colores, tener de oficina un barco, y vivir en malla y ojotas… Pero…es posible hacer de este sueño una realidad?
La primer experiencia lo es todo.
Mi afición por el buceo comenzó en el 2008 (a mis 18 años) cuando, en unas vacaciones en la provincia de Córdoba, Argentina, decidí hacer mi “bautismo”, mi primer experiencia submarina.
Córdoba no tiene mar, pero tiene sierras y ríos, y estaba la oportunidad de bucear en una usina (esos lugares llenos de agua contenida, en donde una represa antinatural la retiene). Si bien no era lo mejor, en ese momento me pareció una aventura distinta a todo lo que había hecho antes, asi que, allá fuí!.
La experiencia (o lo que recuerdo) fue increíble. Todo el equipo me llamaba la atención, pero la verdad es que ese día sólo usé un traje de neoprene, la máscara, aletas y un cinturón de lastre. El instructor iba con el tanque y el chaleco y estuve todo el tiempo “enganchado” a él, ya que respiraba de su Octopus (su regulador de emergencia).
Aunque no recuerdo bien algunos detalles, sí recuerdo la sensación mágica de poder ver lo que había abajo: algún que otro pez, una especie de bosque submarino: árboles que habían quedado sumergidos por la construcción de la usina, que si bien no eran naturales, formaban unos lindos paisajes!. No faltaban las botellas, plásticos y basura en general, que la gente suele tirar al agua, pensando que desaparecen (no!, quedan ahí!).
Pero lo más increíble estaba por venir. Cuando estábamos por terminar el bautismo, habrán sido unos 25 minutos a no más de 7 metros, nos topamos con un cardumen de peces grises, dientudos o mojarras, no lo sé, no eran de colores ni tenían mucha personalidad.
Pero estar ahí en el medio de ese cardumen, fue LA experiencia. Por esa sencilla razón, todo había valido la pena. Y de algo estaba seguro: quería aprender a bucear y hacerlo con todo el equipo!.
La trayectoria de un buzo deportivo en una ciudad sin mar.
Luego de la experiencia en Córdoba, volví a la rutina a Quilmes (ciudad donde viví gran parte de mi vida), con el bichito del buceo en mí, y así como por arte de magia, “descubrí” que en mi barrio, había una escuela de buceo!.
Como Colón descubriendo América, la escuela ya contaba con 30 años de antigüedad y lo mejor, es que había pasado por su puerta para llegar al colegio, durante 15 años, pero recién ahora la descubría!.
Así conocí a la FERS (Fundación Escuela de Recuperación Submarina), y no sólo estaba encontrando la escuela que me haría amar esta actividad, sino también, una de las escuelas con más experiencia en Argentina!. Desde 1976 esta gente estaba buceando, descubriendo y explorando nuevos lugares de buceo en el país. Acababa de ingresar a un lugar, que a diferencia de muchas escuelas comerciales, estaba llena de gente profesional, que trabajaba y enseñaba por el simple hecho de querer hacerlo :O.
Como en Quilmes no hay mar, la FERS tiene un entrenamiento completo de un año, en donde todas las semanas tenés teoría del buceo y prácticas en pileta. Además, ellos planifican distintas salidas de buceo por la Argentina y algunas internacionales para que puedas tener la experiencia necesaria para certificarte como buzo.
Pasó un año de mi ingreso y me convertí en Open Water Diver. Pasaron 2 y era Advance Diver. Cada vez aprendía más, entendía más, ganaba más experiencia y me especializaba.
El deseo de trabajar buceando en mares increíbles siempre estaba latente, pero quedaba lejos. Pasaron unos cuantos años de idas y venidas en la FERS. A veces volvía a empezar mi curso de Dive Master (3 veces), a veces daba una mano en la construcción de una nueva pileta, y de vez en cuando iba a tomar unos mates y a escuchar anécdotas buceadoras.
CUIDADO!! El buceo tiene eso, una vez que sos parte del mundillo, querés más y más!.
Pintó bucear
Unos años después, precisamente en el 2015, empezamos con el proyecto Pintó Viajar!.
En enero de 2016 estábamos en la Isla de Providencia, Colombia, y como regalo de cumpleaños, fui a bucear con tiburones. Mi primer buceo en el mar del caribe… OH SI!.
Bucear una vez por año cuando se vive en un lugar lejano a algún punto de buceo, ya es un lujo; no sólo porque hay que pagar el viaje, sino que por lo general, es una actividad para nada económica. Y, ahora, arrancaba el año así, a sólo 2 meses de nuestro viaje, nada mal!.
Con las energías renovadas, el entusiasmo por las nubes, y el haber vivido ese momento único, trajeron de nuevo a mi cabeza esas ilusiones en relación al buceo.
Pasaron los meses, decidimos cambiar de continente y empezar nuestro nuevo proyecto audiovisual en Asia. Ya habíamos filmado en India y Nepal, y decidimos ir a Tailandia, pero a qué lugar?. Estábamos por terminar la temporada de “Asia, una realidad”, se venía el fin de año y sabíamos que se cerraba una etapa. En un momento de iluminación, googleé las palabras claves: buceo + tailandia, y voilà!, Koh Tao apareció en los resultados.
La pequeña isla de Koh Tao, descripta como uno de los mejores lugares del mundo para bucear en relación precio/calidad. Una isla de unos 21 kilómetros cuadrados (7km x 3km), dónde hay más de 60 escuelas de buceo.
“Nati, TENEMOS que ir a Koh Tao!” Y… allá fuimos!.
Detectives del paraíso.
Antes de llegar a la isla, empezamos a investigar cuáles eran las opciones que teníamos: ¿cuánto salía bucear?, ¿cuánto salía hacer los cursos?, ¿qué escuela convenía?, ¿cuánto valía vivir en la isla?.
Convertirme en Dive Master y probar suerte una temporada en una isla de Tailandia, sonaba espectacular…pero ¿era tan simple o era una gran publicidad turística para que la gente vaya a bucear a un precio accesible?.
Exploré todo tipo de grupos en facebook, en comunidades, latina e hispanohablantes. Mi inglés estaba bastante bien, pero quería que alguien me diga “loco, vení a la isla a bucear, quedáte una temporada, pasála increíble y salí ganando”…No fue TAN así, pero sí empecé a contactarme con gente, y parecía que realmente había oportunidades.
Al tener el Advance Diver, tenía que hacer un curso de RCP y otro curso de 2 días (Stress & Rescue) y acumular al menos 50 buceos para poder empezar con el Dive Master. El Dive Master dura 1 mes aproximadamente, donde además de teoría y práctica (mucha práctica), presenciás y asistís en otros cursos. El curso de RCP y el Stress & Rescue costaban unos 150 dólares en total aprox., y el Dive Master unos 1000 dólares (con los buceos que hacían falta incluídos).
Si bien asustaba un poco gastar tanta plata junta, era algo que quería hacer desde hacía tiempo, y si encima podía quedarme unos meses para recuperarla, valía la pena intentarlo!.
Nati estaba un poco preocupada, y yo más todavía!. Si Koh Tao no cumplía con las expectativas, si no hacía el Dive Master y empezaba a trabajar como buzo, el viaje sería una pérdida de tiempo y sobretodo, de dinero (y no sobraba).
La suerte estaba echada, la aventura comenzaba. El viaje ya estaba en curso, ir a Koh Tao era un hecho.
Diciembre, temporada de monzones.
Llegamos a la Isla!, y llovía, llovía y llovía. Estaba terminando la época de monzones, y si bien tenía un lado positivo, y era que todavía estábamos en temporada baja, la lluvia no paraba. Rápidamente encontramos un bungalow para quedarnos y salimos a recorrer la isla a pie, buscando nuestro nuevo hogar. Antes de llegar a Koh Tao, ya me había decidido por una escuela española, Pura Vida, así que ya estaba en contacto con ellos, y tenía una semanita off, antes de empezar con el primer curso. Esa semana nos alcanzó justo para encontrar una casa donde vivir y acomodarnos un poco. Ya estaba todo encaminado, a bucear!.
Afilando el buzo que llevaba dentro.
Empecé con todo los días de entrenamiento en Pura Vida. Mi instructor, Adrián Fernandez, un español que además de ser buzo, es biólogo, y además de saber muchísimo, tenía muchas experiencias para contarnos, nos mantuvo entretenidos, tanto a mí como a mi compañero Facundo (también argentino). Si algo aprendí en estos días, fue que una de las mejores maneras de aprender el buceo, lo que hay que hacer y lo que no, es a través de experiencias de gente que ya lo haya hecho, buenas y malas.
Adri tenía unas largas temporadas buceando en varias partes del mundo y yo estaba en mi salsa!. Fueron 3 días de teoría, anécdotas, manejo del equipo nuevamente, simulacros de emergencias, y claro, buceo.
La verdad es que la visibilidad no era la mejor (por las lluvias), y tampoco eran buceos para divertirse: tenía que hacer ejercicios, pasar pruebas y rescatar “gente que se estaba ahogando”.
Querías divertirte? Bueno sí, pero no tanto, que se muere el hombre si no saltás al agua, le tomás el pulso, pedís ayuda, le sacás los plomos, le haces respiración boca a boca, le vas sacando el chaleco mientras lo llevás al barco, te lo cargás y lo subís… Ahí estaba el estrés y el rescate!. Fue muy interesante…y agotador.
Ser o no ser: esa es la cuestión.
Había tenido mis primeros días como muestra de lo que se vendría. Estaba entusiasmado, contento y con ganas de seguir buceando, con todas las pilas puestas, pese al mal tiempo. Y si, lo estaba haciendo! Se vendrían días, semanas, meses de barco, mar, buceos y más buceos.
En ese momento, tenía la opción de comenzar enseguida el Dive Master, pero ya estábamos en las últimas semanas de Diciembre, el clima seguía lluvioso, y había algo que me tenía un poco preocupado: no era 100% seguro que, como Dive Master, conseguiría espacio para trabajar. Si bien había mucha oferta, también había mucha demanda, y las escuelas chicas y medianas trabajan sólo con Intructores, no con Dive Masters.
Convertirme en Instructor significaba otro mes extra de entrenamiento y como 1200 dólares más. Sabiendo que esta opción no entraba en mis posibilidades, y tratando de no desesperar, decidimos esperar a que pasen las fiestas, a ver cómo nos recibía el nuevo año.
Había esperado más de 8 años para hacer esto, podía esperar unas semanas más.
Ya habíamos pagado el primer mes de la casa, así que a relajar, a disfrutar y a recorrer la isla, que de verdad, entre las lluvias, la búsqueda de casa y los cursos, poco habíamos conocido. A dejarse llevar, y que sea lo que tenga que ser!.
Quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi formación.
Trataba de no desanimarme ni desesperar, seguía conociendo gente y varias escuelas de la isla. Ya tenía muchas dudas de si quería hacer o no el Dive Master.
Me preguntaba si realmente me veía llevando grupos de gente a bucear, contándoles del lugar, los peces, etc.
Quería ser un guía de buceo? No estaba para nada mal, comparado a otros trabajos que hice, pero realmente ¿tenía ganas de ser esta especie de coordinador?. Nati me apoyaba, pero decirle que ya no sabía si quería hacerlo, después de estar acá sólo por esto, era como para matarme.
Pasaron unos días y con el espíritu navideño en el aire, conocí a Big Blue, una de las escuelas más grandes de Koh Tao. En verdad me llamó la atención que era una de las escuelas con más infraestructura de la isla, y que si hacías el Dive Master con ellos, podías bucear gratis de por vida. Me metí en la página y como sorpresa de Navidad (esta navidad estaba generosa), leí que ofrecían el curso de “Underwater Videographer & Photographer”, y no sólo eso, sino que contaban con un programa de Internship y lo más importante de todo, estaban NECESITANDO gente.
Sin pensarlo mucho, fuí a conocer a la crew: trabajaban en una oficina con sus computadoras, algunos viciando a la Playstation, otros en la compu, gente editando videos y tomando cerveza. Había encontrado mi lugar!.
Conocí a Billy, el manager, que me explicó que estaban necesitando gente y que si me quedaba por unos meses sería mejor, porque uno de los chicos se estaba yendo. Todo parecía empezar a tener sentido.
El precio? Unos 850 dólares por 10 días de curso y un mes de internship buceando y editando videos casi todos los días. Mis conocimientos del Adobe Premiere editando para nuestro proyecto, me daban una buena ventaja, al igual que los conocimientos del uso de la cámara. Pero si no sabés nada de esto, no hay problema, en el curso aprendés todo. Después del curso, si todo iba bien, si había demanda, si ellos consideraban que era lo suficientemente bueno y si el viento soplaba del norte, podría empezar a trabajar como freelancer.
Brindamos por el fin de año, y como si hubiera visto pasar una estrella fugaz, pedí que mágicamente todo se resuelva y salga como lo estábamos planeando.
2017: año nuevo, vida nueva!
El año empezó con la venta de algunas cosas que nos quedaban en Argentina, y con ellas, el dinero para poder empezar la nueva vida. Ahora sí, a filmar!.
La experiencia de aprendizaje se puede dividir en 3 partes:
– Los 10 días del curso.
– Seguimiento de compañeros.
– Filmar y hacer un video en el mismo día.
Los 10 días del curso pasaron bastante rápido. Al principio aprendí nociones básicas de la cámara y sus funciones. Algunas ya las sabía y otros trucos los fuí aprendiendo. Después vimos el manejo del equipo, tanto afuera del agua como en el buceo. Comportamiento y acercamiento a los distintos peces, técnicas de movimiento bajo el agua con la cámara y la flotabilidad. Esto sí es imprescindible y hay que practicarlo mucho: un buen manejo de flotabilidad!.
Después de los 10 días del curso, pasé a la etapa de observador. Seguir a mis compañeros en el día a día para poder observar cómo era el trabajo. Cómo filmar y fotografiar la distinta vida marina y también, a la gente buceando. Luego, pasar a la oficina y ver las distintas maneras de edición. (Esta etapa depende de vos y tus conocimientos previos, si necesitás hacer seguimiento por una semana, dos semanas o más).
Con toda la información que tenés hasta ahora, ya es hora de empezar a hacer tus fotos y videos! Normalmente empezás haciendo fotos y luego videos cortos, hasta llegar a hacer los videos que hacen normalmente en la escuela, de entre 16 a 20 minutos de duración. El proceso acá también depende de vos, de tus conocimientos previos y de cuántos días libres te tomes en la semana. Así se pasa el primer mes / mes y medio, hasta que consideres (o consideren) que ya estás listo para filmar un grupo de gente. Esta es LA PRUEBA FINAL, filmar, editar, y mostrar en pantalla gigante (Big Blue muestra todas las noches sus videos del día en una pantalla gigante en la playa) el video realizado.
El primer día me acuerdo que terminé sobre la hora, corrigiendo cosas a último momento y bastante nervioso de que gustara el video… Y gustó! Prueba superada, certificación recibida. La aventura se concretaba.
Camarógrafo submarino y mi re-descubrimiento del buceo.
Ya tenía mi certificación y estaba listo para empezar como profesional! A Koh Tao llegué con menos de 40 buceos y ahora, ya los había duplicado!.
Como con cualquier disciplina, al hacerlo todos los días, mi progreso fue EXPONENCIAL. Cada vez estaba más cómodo con el equipo, con el buceo, con la cámara, con todo!.
De pronto tenía más de 100 buceos y sentía una gran diferencia a mis experiencias en mis 8 años anteriores buceando esporádicamente. Al hacerlo todos los días, en los mismos lugares y con los mismos peces, empezaba a sentirme parte del ecosistema. Estar bajo el agua era tan cómodo como estar en la tierra. El acercamiento a los peces se sentía como una relación personal del día a día. A veces estaban de buen humor, a veces asustadizos, otra veces no aparecían o venían peces “de visita” que nunca antes había visto. Ahora este era mi mundo.
Después de los 100 buceos, hay un curso (casi necesario si sos camarógrafo), que es el Solo Diver: un curso que te habilita a bucear solo. Si bien lo primero que uno aprende cuando entra en el mundo del buceo es que “NO SE PUEDE BUCEAR SOLO NUNCA”, en la realidad no es tan así.
Y digo que es casi necesario hacer este curso, porque si querés quedarte filmando una ameba, empezaste a seguir a un pez o simplemente hubo algo que te llamó la atención y te quedaste sacándole una foto, a menos que tengas un asistente bajo el agua, tu compañero tendría que esperarte cada vez que quieras sacar una foto. O algo que podría llegar a ser peor, que estés filmando y tu propio compañero se meta en tu cuadro o haga que el pez se asuste.
Por eso, te recomiendo este curso.
El trabajo soñado: llegó.
Con la experiencia acumulada, más el Solo Diver, empecé a tener experiencias increíbles bajo el agua, además de sumar más de 350 buceos!. Algunas que pude filmar, otras que me quedarán para siempre en mis recuerdos.
Estar ahí abajo solo, tener completamente el control, sentirme libre, observar cosas únicas y el no tener a nadie alrededor, es en verdad algo que vale la pena vivir.
Estaba viviendo el GRAN sueño.
Mucha gente a la que solía filmar (gente que venía a hacer su Open Water, muchas veces su primera vez en el buceo) me preguntaban ¿Buceas todos los dias? ¿Vivís en Koh Tao? QUE BUENA VIDA! Esto es mucho mejor que mi trabajo de oficina… Y en verdad lo era! Pero claro que cada uno ve lo que quiere ver; casi siempre sólo la mejor parte.
No voy a decir que el trabajo no era bueno, porque de verdad lo era, pero también era duro. Arrancaba a las 6 am, hacía 2 buceos a la mañana, volvía al medio día, comía, me bañaba y me quedaba entre 4 a 6 horas editando un video de 20 minutos que luego mostraría a las 7 pm en la playa con la puesta de sol.
Después de esto, el trabajo estaba casi terminado, pero faltaba la parte más difícil para mí: vendérselo a la gente.
Si, a todos les gustaba! Pero no todos estaban interesados en comprar un video de su experiencia (también dependía de la experiencia de cada uno). Así es la vida del trabajador freelance! Día que no se vendía, no se ganaba. Hubo días buenos y algunos malos, como en todo trabajo. Si, estaba buceando todos los días, pero en verdad estaba TRABAJANDO todos los días. Podía irme con algún pez o quedarme filmando algo, pero al fin del día, los que pagaban (o no) eran los clientes, no los peces!.
De todas formas, el balance fue POSITIVO, pero todo lleva su esfuerzo. Es un trabajo increíble? Si! No tengo dudas de eso, no me arrepiento de haberlo hecho y ahora en verdad, a 1 mes de haberme ido de la Isla, ya EXTRAÑO hacerlo.
HACER UNA TEMPORADA DE BUCEO: Hecho!
Así pasó mi temporada trabajando en el buceo. Una experiencia que no olvidaré jamás, un sueño cumplido! .
Antes de irnos de Koh Tao, Nati hizo su Open Water y después nos dimos el gusto de salir a bucear juntos, mi primer FUN DIVE después de 6 meses! :D.
Lo había hecho, había buceado todos los días, me había sacado las ganas que tenía desde hacía más de 8 años… una menos en la lista de deseos!.
Sólo me queda por decirles a los que les interesa, que es posible hacerlo, sólo se necesitan ganas y algo de dinero, pero sobretodo MUCHAS ganas!.
Si tenés una experiencia similar, me gustaría conocerla, si tenés ganas de hacerlo también, y si te dieron ganas de probar el buceo sólo puedo decirte una cosa: CUIDADO, NO HAY VUELTA ATRÁS.
Buenos buceos, y JUST KEEP DIVING!
EXTRA: Les dejo un video que hice para Big Blue al final del curso!: