El meningococo, mortalidad y vacunación

Meningitis es una término conocido por todos, incluso la rigidez de nuca que provoca, y aunque menos, también estamos familiarizados con el meningococo; si bien no porque lo conozcamos a fondo, al menos tenemos hijos, familiares o conocidos que se han vacunado contra este peculiar microorganismo.

La vacuna nos protege de él, que aunque asociado generalmente a la meningitis, puede provocar diferentes patologías, algunas de ellas de una gravedad extrema.

De entre las formas más graves podemos destacar la septicemia, que significa que este organismo está en la sangre y se ha repartido por el cuerpo con lo que nos puede afectar de forma múltiple en diferentes órganos.

¿Es mortal la infección por meningococo?

Si la mortalidad infantil de la meningitis causada por el meningococo es del 10 %, si e caso evoluciona hasta la septicemia, este valor de mortalidad puede llegar hasta el 40%, por no hablar de las secuelas neurológicas que puede dejar en los más pequeños, y también en los adultos, como la sordera, alteraciones del aprendizaje o motoras.
En el mundo, los principales tipos de meningococo son el A que predomina en el llamado cinturón
Africano, el B que es el más prevalente en España, y el C, para el cual tenemos una vacuna que está incluida en el calendario vacunal. 

¿Qué podemos hacer en la actualidad contra ellos?

En la actualidad, al igual que con el Pneumococo, para e Meningococ B existen vacunas que, pese a no estar incluidas en el calendario vacunal, se pueden comprar y administrar en un centro de salud.
Parece un poco ilógico que una vez más, por motivos desconocidos, vacunas que están recomendadas por la Asociación Española de Pediatría, sigan sin aparecer en el calendario vacunal establecido por el estado, ya que ya ha sido demostrada su eficacia y podría evitar la muerte y las secuelas que estas enfermedades pueden dejar en los más pequeños y que los acompañaran durante toda la vida.
Mientras se produce el cambio, lo mejor es la prevención, y en caso de infección un tratamiento precoz y adecuado. 

Cosas a cambiar...

Pero lo más importante que debemos recalcar, al igual que con algún post anterior como el de la hepatitis C, es que una vez más, por intereses que van más allá de los científicos y médicos, se evita que medidas que pueden prevenir enfermedades y mejorar el estado de salud de la población, sean llevadas a cabo  y son desechadas en favor de alguna razón que para el mundo médico es desconocido.

Asociación Española de Pediatría
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