Tras la locura del Mundial empieza el momento de los fichajes. El momento en que sale a relucir el trabajo hecho durante todo el año por esos personajes desconocidos que viven en las secretarías técnicas y cuyo trabajo es el sueño de todo futbolero: ver fútbol.
Al contrario de lo que piensa el “aficionado llano”, los fichajes no se hacen ahora. El buen fichador tiene clara sus ideas desde meses atrás. No me fío de los fichajes que se hacen en este último mes. Hace poco hablaba del “Salenko” que sale en cada Mundial y seguro que en las próximas semanas se cerrarán fichajes que hace un mes parecerían marcianos. Khedira por el Madrid o Arévalo Ríos al Cagliari son fichajes de Mundial y alguno más irá saliendo en los próximos días.
En general el mercado está parado. Los equipos están sin un duro y se nota en los fichajes. Los equipos grandes no quieren gastar demasiado y los pequeños esperan a las gangas, pero es curioso ver como equipos recién ascendidos como Hércules, Real Sociedad o Levante prácticamente no se han movido en el mercado, cuando los recién ascendidos suelen ser los primeros en fichar.
Los dos equipos que han cerrado más fichajes en España son Valencia (que ya tiene cerrada la plantilla) y Atlético de Madrid que ha ido aprovechando gangas pero que no ha podido cerrar las compras que ha querido, sino las que ha podido.
Barcelona y Madrid han fichado sólo a Villa, Di María y Canales aunque parece que el Madrid empieza a moverse en el mercado alemán (Khedira, Schwensteiger, Ozil etc.) y en el español con Pedro León.
El verano suele funcionar como un efecto dominó. Cuando las fichas empiezan a caer todo fluye. Los equipos grandes fichan y empiezan a ceder a sus descartes y el mercado se activa, pero me da a mí que este año no va a haber mucho gasto. Demasiados excesos durante años y la amenaza de quiebra de muchos equipos provocan un cambio de política y cada vez se mira más a la cantera. El Mundial ayuda a creer en la cantera, ayuda a pensar que no hace falta gastar millonadas para tener jugadores de calidad, pero falta atreverse con la apuesta.