Revista Cultura y Ocio
Olivia Fouquet es la protagonista del primer relato titulado En materia de jardines, trata sobre una chica que se encuentra al cuidado de Sara, que tienes problemas de comportamiento y una melancolía perpetua. Es un relato bello, triste y melancólico como su segundo personaje principal, además de una poética sinuosa en sus descripciones de bellos paisajes abruptos. Un relato emotivo y perturbante gracias a las largas reflexiones de sus protagonistas.
Extracto:
—Deberíamos regar los parterres con más frecuencia. —Sí. Deberíamos hacerlo. —¿Sabes que algunos animales huelen la muerte? La perciben de algún modo. No sé cómo, pero es cierto. Son capaces de hacerlo. —Sara no quería bañarse en el mar. Podía pasar horas sumergida en alguna de las diversas bañeras (anchas o estrechas; redondeadas o rectangulares) que aparecían diseminadas por los recovecos más inesperados de su casa, bajo un agua turbia y sin restos de jabón que le daba a su cuerpo un aspecto mórbido y blando; podía quedarse allí eternamente, con una extraña expresión amarga en el rostro y sin mostrar signo alguno de desear salir, con los ojos cerrados y los labios separados en lo que parecía la inacabable pronunciación de una asombrada y perfecta o. Pero no se bañaría en el mar jamás—. Los gatos. Sobre todo la perciben los gatos. ¿Lo sabías? —Algo había oído —respondía Olivia—. Pero no me provoca ningún interés. ¿A ti sí? A ella sí, naturalmente.
El siguiente relatos se titula El viento del sol, este relato trata Anne-Marie, una joven violinista que no encuentra su lugar, para expresar su arte a través de las cuerdas de su instrumento. Un pequeño relato que llega directo a nuestro interior, porque todos nos sentimos como la protagonista, solos, con mucha gente a nuestro alrededor que conocemos y, que a veces, desconocemos. Pero seguimos nuestro camino, quizás erráticamente.
Extracto:
Sería entonces cuando la nostalgia, con todas sus armas, atacara el conjunto de lo pasado, y las líneas defensivas de Anne-Marie resultarían inútiles, debilitadas desde la raíz. Los recuerdos del verano nómada serían tan implacables como destructores, arrancarían toda certeza de lo vivido para dejarlo limpio, puro, y eliminarían cualquier aspecto desagradable o peligroso, presentando una imagen de completa armonía y de un entorno perfecto. Sería en ese momento cuando apareciera la inevitable sensación de no haber sabido aprovechar los placeres que el viaje pudo haber ofrecido, y cuando cierto desconsuelo se asentara, durante algún tiempo, en sus actos y en su ánimo.
El siguiente relato es El infinito verde, un relato embriagador, escalofriante en el que el mundo en el que corre la protagonista se va cercando cada vez más, perdiendo de vista toda la realidad a la que agarrarse y quedando el frío de la soledad cada vez más perceptible. Este pequeño relato ha conseguido transmitirme una angustia inesperada y directa. Uno de mis preferidos por su agilidad narrativa y su historia impredecible e inquietante.
Extracto:
Repitió su nombre, esta vez en voz baja, y le pareció que la maleza se estremecía ante aquel sonido extraño, así que no volvió a hablar. Intentó avanzar en la dirección que llevaban las dos, pero decidió de inmediato que lo mejor sería darse la vuelta y emprender el camino de regreso. Sin embargo, no supo por dónde debía ir. El espacio abierto unos momentos antes había desaparecido. El bosque se había regenerado: había reconstruido en un segundo los desperfectos que ambas habían ocasionado. Tan sólo el verde que ella pisaba continuaba modificado, aunque se trataba de un espacio muy reducido. Cada vez más reducido… Todo palpitaba a su lado en una transformación inagotable, y únicamente ella creía mantenerse quieta e idéntica.
El fumigador es el siguiente relato, en el cual Darío, un niño que vive recluido en una cárcel de cristal y que por más que trata de descubrir el porqué de esa situación, su nodriza le responde por su forma de ser, por eso el protagonista piensa en quién es, en la situación en la que le ha tocado vivir y en la realidad de su mundo. Este relato habla de la delicadeza, de la fragilidad del ser humano ante lo que puede destruir y destruye sin piedad, otro relato de mis preferidos.
Extracto:
El niño, pensaron sus cuidadores desde el principio, tenía que acostumbrarse a las sombras, a la visión de la profundidad, a las súbitas apariciones de criaturas hasta entonces desconocidas, y decidieron que su habitación sería de cristal. Nadie tiene miedo a lo que conoce, reflexionaron. Sólo lo que no se ve, lo extraño, asusta y paraliza. De modo que la habitación del niño no tendría más paredes opacas que las que daban al interior de la casa. Las que mostraban el exterior serían transparentes y, de esa forma, Darío creció con la presencia de perros abandonados que merodeaban alrededor de la casa en busca de las sobras de la cena. Creció acompañado de los brillos melancólicos de algunos insectos y de los vuelos repentinos de las aves de presa. Aprendió a ver más allá de la negrura profunda de las noches sin luna y prestó atención a los cambios de los contornos y de los aromas del paisaje producidos por la impasible sucesión de las estaciones. Los árboles del bosque, las mínimas variaciones en el horizonte, las ofrendas de la perfección momentánea que parece querer despertarse un instante para morir al siguiente quedaron retenidos como chispazos de felicidad entre los vericuetos de su memoria y, aunque realmente no pudiera explicarlo con palabras ni con imágenes ni con movimientos gestuales de su insólito cuerpo, sabía que debía dar gracias, al igual que sabía que los distintos tramos del tronco de un árbol lo van elevando hacia el infinito.
Clara es el siguiente relato, trata sobre una chica que se encierra en su habitación y ya no desea salir, lo que parece un juego infantil se convierte en una realidad y su compañera y amiga no sabe que hacer. Un relato melancólico sobre lo que perdemos y lo que deseamos. La cruel realidad de que algún día se cumpla lo que soñamos pero no sepamos como enfrentaron a ello porque no estamos preparados es lo que se descubre en este pequeño relato y no haya marcha atrás para poder emendar aquello que no debió de hacerse.
Extracto:
A veces, sin decir ninguna palabra, me abre la puerta de la habitación y yo, que suelo estar sentada en el pasillo cazando mariposas al vuelo, con algún libro en la mano de los que ella me dejó hace tanto, o contando las baldosas grises y blancas que me acercan a su puerta mientras pienso qué podría yo contarle esa noche antes del paseo, entonces, me levanto y voy tanteando la penumbra hacia el hueco que ha quedado abierto entre madera y pared. Y acerco tanto mi cara a la tan estrecha rendija que nos separa que puedo sentir el vaho del vacío oscuro que hay en su habitación y el aliento de su soledad no forzada, aunque mucho menos querida de lo que las dos creímos al principio. Respiro de su mismo aislamiento y le pregunto entonces que si hoy tampoco. Le digo: «Clara, Clara, ¿hoy tampoco?», y ella me susurra que no, que hoy tampoco.
La huida de Virginia es el titulo del siguiente relato que muestra la inmadurez de una anfitriona en una fiesta de bienvenida. Muestran a una protagonista incapaz de mostrarse frente a lo demás y prefiere huir de ellos, de sentirse como cuando era pequeña pero igual de delicada. En este texto conocemos la imposibilidad de la comunicación, de la cruda soledad y la poca compresión del ser humano frente a lo que es diferente. Otro de mis relatos preferidos por su forma sencilla y poética de expresar la incomprensión de lo distinto.
Extracto:
—No sé lo que quiero, Héctor. Ése es el gran problema. Que no lo sé. Él dejó caer pesadamente las manos sobre sus rodillas, y suspiró: —Toda esa gente a la que has invitado… No sé para qué han venido. No paran de hablar y de reír. Es insoportable. —Casi todos piensan que silencio y estupidez van de la mano. Estarían buscándola. En el interior del cesto de mimbre para la ropa sucia y tras los árboles del jardín. Riendo y diciendo su nombre mientras, en su dormitorio, Héctor comenzaba a silbar una melodía lenta. —Vas a salir de ahí, ¿verdad? —preguntó. Retirando las tablas de madera para cerciorarse de que no había nada detrás. Con las manos abiertas sobre las ventanas, dejando pequeñas nubes de vaho en los cristales, mientras repetían: «Vas a salir de ahí, ¿verdad? ¿Vas a salir de ahí?».
El siguiente relato da nombre al titulo del libro, El mes más cruel, trata de un joven sin oficio ni beneficio que se encuentra al cuidado y servicio de su madre. Deciden ir a visitar a la protagonista y a su amiga, que esta enamorada de él. Un relato de la crueldad, de la desesperanza y del horror que introducimos a los demás gracias a lo que decimos, pensando en nosotros mismos y olvidándonos que, quien nos escucha le podemos hacer daño.
Extracto:
Flora observaba la actitud de Gabriel Murtagh ante la cháchara de su madre, y lo que descubrió en él fue una especie de aceptación resignada. La suya era la actitud del hombre que se sabe ante un hecho irremediable, y que decide afrontar la realidad con la mayor dignidad posible. Mantenía la espalda recta y la mirada fija sobre su plato, aunque de vez en cuando se permitía una mínima distracción y buscaba los ojos de Elvira con empeño, como si necesitara confirmar que contaba con su complicidad.
Marcel Berkowitz es un relato en el que se muestra a una sociedad de apariencias, que pasan desapercibido para su protagonista, pero siguen siendo mascaras en una vida que no deja quitárselas. Otro de mis preferidos por su dialogo con frases reflexivas e inspiradoras que hacen pensar como el personaje que las expresa, por la sensación de que por más que avancen nada cambiará en sus cárceles de oro. Un texto sincero y directo al lector. Otro relato que me ha encantado por el tema oculto en el texto.
Extracto:
En una mesa próxima dos hombres jugaban al ajedrez y, un poco más allá, junto a la puerta de un ristorante muy pequeño y no demasiado limpio, cuatro o cinco puestos de fruta se protegían del sol del atardecer mediante grandes toldos que a veces eran de rayas y a veces de un único color mate, generalmente oscuro. Bajo esos toldos se cobijaban el tendero y también los compradores que, después de sortear los montones de cajas apiladas alrededor de los puestos, después de haber esquivado un coche de color verde con matrícula de Roma E22116, las jardineras de piedra pletóricas de frondosas plantas de flores rojas, los contenedores de basura y alguna bicicleta, llegaban por fin a la báscula donde el tendero pesaba sus piezas de fruta en el interior de unas bolsas azules de plástico.
Culto doméstico, trata de Andreas, un chico que no quiere vivir pero que ni el mismo sabe por qué a pesar de no poder hablar con total normalidad por su enfermedad. En este relato se muestra el maltrato indirecto de un padre que quiere que su hijo este bajo su yugo y las consecuencias que en el muchacho depara dejar atrás, en África, a un muy buen amigo suyo que no consigue olvidar, es por ello que también se cuenta la fragilidad del ser ante el amor y el desamor. Es el relato que más me ha gustado por sus descripciones emotivas y bellas, cargadas de pasión por algo lejano. El poema que acompaña a esta narración me parece bello, también de esos en el que se descubre desde un punto de vista mágico y a la vez realista un pueblo.
Extracto:
El joven Andreas está enfermo y yace en cama sin apenas pulso, con los labios entreabiertos y húmedos, implorando que le dejemos en paz porque no quiere saber nada de todos nosotros. Ni siquiera de mí… Ha pedido un barbero a tempranas horas de esta mañana y una Biblia que ha dejado en el suelo, junto a las sábanas que caen sobre mis pies y sobre los pies de su padre, que no ha podido evitar ver cómo su hijo deslizaba la fotografía de Gustave Salletti entre las páginas del libro, tan arrugado y sucio como sólo puede estarlo un ejemplar que ha viajado con él por el norte del continente negro donde, según afirma el mismo Andreas, los hombres no son negros sino oscurecidos, como curtidos por un sol que todavía no es lo suficientemente despiadado como para quemar la piel, y que ha otorgado a los habitantes de esa región un estatus indefinido, a medio camino entre la palidez europea y el absoluto azabache africano.
Los seres efímeros es el siguiente relato, trata de la desdicha de un caballero ingles que llega de una guerra, pero que nadie le espera a su regreso. En este pequeño relato, el más breve de todos, se muestra una esencia de la soledad, que pasa, y que como bien dice el titulo, efímera.
Extracto:
Segundos más tarde volvía a abrirlos. El frío extremo no había disminuido. Y tampoco su agotamiento. Nevaba. Scott recordó que Evans y Oates habían muerto, y ahora sabía que tampoco él regresaría jamás a Inglaterra. Buscó su diario y, en el interior de su tienda, escribió: «Si hubiéramos sobrevivido, habría podido narrar la historia de la audacia, la resistencia y el valor de mis compañeros; una historia que habría conmovido el corazón de cualquier inglés…».
El siguiente se titula Genios antiguos un relato en el que se narra la desdicha de Marina y César su hermano, ella no quiere visitas y su hermano esta obligado a dejarlas pasar para que hablen, pregunten y aconsejen a los dos muchachos que se han quedado solos, excepto por el enorme pesar que les embarga en cada acto que tratan de hacer e incluso de seguir luchando cuando parece que no hay nada más ni donde llegar. Un relato triste, que habla sobre la melancolía de perder, de forma inesperada, a lo que más se quiere. Un texto centrado en la angustia de la presión frente a los demás, que llegan para expresarse sin dar cabida, a sus protagonistas, de decir lo que piensan y dejándoles la única opción de esconderse, huir frente al temor de volver a caer en la misma trampa, una y otra vez. Otro relato que me ha gustado por su forma de describir la angustia.
Extractos:
—Si quieres un consejo… —decían. —Yo en vuestro caso… —decían. —Habrá que hablarlo con Marina… —decían. Y cuando Marina entró, ellas se callaron. Se pusieron de pie para acercarse a ella, una tras otra, y ofrecerle su compasión mostrándose cariacontecidas y susurrando que eran tan buenos, los dos, tan buenos, que aquello suponía una pérdida enorme. Una pérdida irrecuperable. —Una pena tan grande…
El siguiente es Para que nada cambie un relato estremecedor a lo desconocido, a la duda de lo que parece no va a llegar, a lo inesperado. Este relato tiene una esencia terrorífica por la soledad de sus protagonistas, además, de esperar lo peor en cada una de sus líneas que se vuelven imposibles dejar de leer. Con un final que, como en la mayoría, te hacen pensar en qué habrá pasado.
Extracto:
Sí. Flavia sabía que tenía razón y que no podía oponerse, así que dejó entrar al hombre y poco después estaban los tres sentados a la mesa, en silencio. ¿Cómo iba a negarse a dar de comer a un viajero hambriento? ¿Cómo iba a impedir que un hombre cansado se lavara y descansara en una casa limpia? —¿Y viven aquí las dos solas? —preguntó el hombre, que aún masticaba vigorosamente el último trozo de carne asada que había quedado en su plato—. ¿Todo el año?
Noli me tangere es el penúltimo relato, trata sobre la capacidad para responder a los abusos de los demás y como se las toma la protagonista de la historia física y psicológicamente. Un relato que me ha gustado por la capacidad de introducir al lector en la terrorífica historia de una chica que siente el peligro a través de los diálogos con las personas.
Extracto:
Una vez supo con certeza que allí dentro nadie sabía quién era, por fin pudo dejarse llevar por la velocidad de los árboles. Mantenía su libro abierto (un árbol… otro árbol…), pero por el momento, y aunque conociera bien el paisaje de la isla, iba a dedicarse a mirar por la ventana. Todas sus dudas previas habían desaparecido, se habían evaporado, en el instante en que había comenzado el acto mismo del viaje, el movimiento. Tal vez porque, de repente, sus expectativas debían centrarse en el destino y, por ello, las personas y los objetos que se quedaban en el lugar que acababa de abandonar dejaban de tener tanta importancia. O tal vez porque la suave vibración del desplazamiento le producía una calma extraña, una espontánea entereza que le recordaba que su recorrido de las próximas horas ya no iba a depender de ella y que cualquier decisión, cualquier propósito, debía quedar pospuesto hasta el momento de la llegada.
El último relato es Los cien caminos de las hormigas trata sobre la historia de una chica que siempre está soñando, en su mundo lejano, es miope y la de su padre, un hombre posesivo que no quiere que nada que no pueda controlar él se acerque a su hija. Un relato inolvidable sobre lo dura que es la vida, sobre lo difícil que es sobrellevar la convivencia cuando ese alguien sólo piensa en si, es por ello por lo que la protagonista de la historia va perdiendo su identidad a lo largo del texto. El relato que más me ha gustado de todos por su forma de narrar los sentimientos de su protagonista y su crudo destino además de la sensación de escalofríos que da el personaje masculino.
Extracto:
Todos los tipos de té, todas las infusiones conocidas. Arnaud se hacía cigarrillos de hierbas y le echaba el humo a su hija, que tosía sin descanso hasta pocos segundos antes de la siguiente bocanada. Marie, bonita, ¿por qué te gustaban los viejos camisones de lino que creía haber escondido para siempre? ¿Por qué paseabas por el pasillo hacia la habitación de tu padre enfundada en un largo camisón desgarrado que te arrastraba por detrás dibujando la sombra aplanada de tu poca estatura? Saltos escalón tras escalón, bailes por el cuarto de baño, descensos hacia el jardín y vueltas y más vueltas alrededor del círculo que dejó el tronco del chopo talado por la furia irresistible de Arnaud. Podríamos haber jugado juntas, pero yo estudiaba los mapas e intentaba adivinar la diferencia entre la palabra branquia (término científico) y la palabra agalla (concepción genérica). El sol podría salir en cualquier momento y la niña Marie todavía girando. También podría retirarse de nuevo y llevarme a escuchar, sin notar los avances de las agujas del reloj, la historia del joven monje enamorado de la doncella loca llamada Joan que, altiva y pétrea como una estatua, era conducida hacia la hoguera entre los gritos, insultos, desmayos, cánticos, lloros, plegarias, admiración y oraciones del gentío congregado para contemplar, una vez más, la expiación de sus pecados en forma de llama, olor pestilente a carne quemada, ambiente inigualable de santidad que se eleva y trasciende más allá de todas sus finitas y miserables vidas que así, de alguna forma, comparten lo ilimitado de la Historia. El joven monje no busca Historia; busca los ojos de la famélica Joan para transmitir, siquiera un instante, la calidez de un simple aunque puro amor terrenal. Pero ¡ja! Los ojos de Joan buscan el cielo. El cielo…
Pilar escribe sobre unos personajes que están solos. Como explica Marta Sanz en la presentación del libro titulada Leer nos hace débiles su escritura esta muy presente el frío y la frialdad de sus personajes en un entorno poético: «Busco más pistas para apoyar mi interpretación, para explicarme por qué de repente tengo frío y creo vivir en un invierno perpetuo, y me doy cuenta de que la autora, pese a que El mes más cruel es una colección de relatos, procede como quien escribe cierto tipo de poesía. «El mes más cruel» es la perífrasis con la que Eliot nombra un abril fúnebre que después ha estado presente en una parte significativa de la poesía contemporánea. También en este mes cruel de Pilar Adón hay, como digo, una escritura poética que nos conduce hacia un proceso interpretativo peculiar: el de encontrar el significado a partir de una atmósfera, de una cadena de variaciones sobre el mismo tema, un leitmotiv, un universo de repeticiones aproximadas que no son las copias de un papel de calco. Una persistencia, una sutil gota serena, una mácula. Pilar propone una escritura en la que hay que encontrar el sentido, el sendero de miguitas en el corazón del bosque, a través de los rastros y las pisadas del animal.». Cada relato concluye con un poema que sintetiza el relato al que precede y que son aún más bellos si cabe que el propio texto al que acompañan. Un total de catorce relatos que nos sorprenden con sus sucesos imperceptibles y su narrativa inquietante. Sus historias analizan el lado oculto del ser humano, aquello que nos hace débiles eternamente, aquello a lo que tememos, lo que perdemos a lo lejos, transmitiéndonos todo ellos a través de los sentimientos de los protagonistas de sus relatos. La duda a lo que ocurrirá cuando termina abruptamente siempre queda en el lector en casi todos sus relatos pero ello no hace que se pierda la atención en cada uno de ellos. Leer a Pilar Adón es descubrir un mundo mágico encerrado en nuestro interior y que no sabíamos que estaba ahí, estos relatos nos descubren a nosotros mismos cuando éramos unos niños jugábamos a escondernos, a ver que había en el otro lado del bosque, a descubrir la naturaleza a través de un insecto o a partir de las lecciones y reprimendas de nuestros padres.
Recomendado para aquellos a los que les gusten los especiales libros de relatos en los que la naturaleza del ser humano es analizada de forma precisa pero sutil. También para aquellos que quieran descubrir un tipo poético de relato basado en la soledad, el desamor, la incomprensión o la perdida de nuestro interior. Y por último para aquellos a los que les gusten aquellos libros en los que se reflexiona de la vida y la muerte, en este libro encontraran otra forma de ver esa realidad, más sutil y diferente.
Editorial: Impedimenta Autor: Pilar Adón
Páginas: 208
Precio:17,90 euros