Revista Cultura y Ocio

El mestizaje sólo triunfó en hispanoamérica, no había racismo entre los españoles

Publicado el 27 agosto 2020 por Carlosdelriego
mestizaje sólo triunfó hispanoamérica, había racismo entre españoles

Los españoles, a diferencia de otros conquistadores, se mezclaron sin racismo con los indígenas americanos

Sigue hablándose de racismo, aunque no se señala en la dirección correcta… Y es que, a pesar de todos los tópicos históricos con que muchos se refieren al hablar del descubrimiento y presencia española en América (colonialista, imperialista, expoliador), la realidad es que de todas las potencias coloniales sólo los españoles se mezclaron con los nativos sin el menor atisbo de racismo; Hispanoamérica es el único territorio donde triunfó el mestizaje

El sentimiento racista continúa muy presente en América, sobre todo en el norte. Sin embargo, a pesar de que nunca los conquistadores españoles mostraron esa bajeza moral, muchos de los presidentes de Hispanoamérica (entre otros personajes) continúan repitiendo los insultos tópicos contra los primeros en llegar allí hace más de cinco siglos. Curiosamente, casi todos ellos tienen apellidos españoles, lo que indica que si estos no hubieran arribado a América ellos no existirían; y exactamente lo mismo puede decirse de los millones de mestizos que viven desde Río Grande hasta Cabo de Hornos y que tienen nombres hispanos. El mestizaje que se dio entre esas dos fronteras demuestra la ausencia de racismo entre los aventureros; seguramente el contacto con los musulmanes durante ocho siglos hizo desaparecer esa maldad de la mente de los españoles.

Hay que recordar que lo que España tuvo en América no fueron colonias, sino territorios incorporados a la corona, como bien claro lo dejó Isabel de Castilla en su testamento, en el que subrayó que los indígenas americanos debían ser tratados y considerados como cualquier otro súbdito de la corona de Castilla, e incluso debían ser más protegidos porque eran más vulnerables (a ello hay que sumar las numerosas disposiciones legales de protección al indio que instituyó Carlos I). Pero la prueba más contundente de que los españoles no fueron a colonizar y no fueron racistas es precisamente el fenómeno del mestizaje.

El escritor mexicano Juan Miralles dejó escrito que “la mayor obra de arte de España en América es el mestizaje”, una afirmación absolutamente indiscutible. No será preciso volver a recordar el estado prácticamente residual de los indios norteamericanos o la situación de marginación, arrinconamiento y exclusión social que sufren los aborígenes australianos..., dos casos de auténtico colonialismo, pues los que llegaron confinaron, ocultaron y discriminaron (cuando no exterminaron) a los que allí vivían.

Por el contrario, los españoles que atravesaron el océano en carabelas, galeones y otras naves se mezclaron con los indígenas desde el primer momento: cuando llegó a las costas de Yucatán la expedición de Cortés (cuenta Bernal Díaz del Castillo), se encontraron con que algunos de los que habían llegado antes (con Hernández de Córdoba o Grijalva) se habían casado y tenido hijos con las nativas. El propio Cortés reconoció y legitimó al hijo que tuvo con la nahua Malinche (llamado Martín Cortés), la cual se casó después con uno de sus hombres de confianza y tuvo otro mestizo; Cortés también fue el padre de Leonor Cortés Moctezuma, nieta del emperador, la cual viajó a España como una gran señora. Francisco Pizarro se casó con la inca Quispe Sisa (o Inés Huaylas Yupanqui), hermana del emperador Atahualpa, de cuya unión nació Francisca Pizarro Yupanqui. Muchos otros, grandes capitanes o simples soldados, se casaron con nativas, tuvieron hijos y se ocuparon de ellos, incluso no pocos alcanzaron cargos importantes, como el hijo de Diego de Almagro y la india panameña bautizada como Ana Martínez, Diego de Almagro ‘el mozo’, gobernador de Perú.

Así, toda la América que hay entre El Paso y la Patagonia está habitada mayoritariamente por mestizos, por descendientes de español e indígena, fenómeno que no se da en ningún otro país o territorio conquistado por otros europeos. Nadie negará que el número de mestizos nacidos en Norteamérica de inglés y nativa tiende a cero (de hecho, los blanco-negro apenas se han empezado a dar en las últimas décadas) y que los sioux y similares van camino de la extinción. Igualmente sucede en Australia, donde la mezcla es prácticamente inexistente. Y se podría repasar lo sucedido en lugares como Sudáfrica, donde ingleses y holandeses se encargaron de penalizar por ley no sólo cualquier unión mestiza, sino tener el menor roce con ‘razas inferiores’; ningún inglés mantuvo contacto con indias en la India, ningún belga se acercó a las congoleñas, ningún francés a las argelinas… De hecho, el único sitio de todo el planeta en el que se ha producido mestizaje en cantidades significativas es en Hispanoamérica, territorio en el que progresan las poblaciones nativas y donde la mezcla de razas y culturas se muestra más productiva.

En definitiva, todos los que tienen ancestros hispanos y americanos viven gracias a que un día un español carente de prejuicios raciales convivió con una americana. Por eso, si en lugar de los extremeños y castellanos hubieran llegado otros, no existiría el fenómeno del mestizaje, “la mayor obra de arte de España en América”.

CARLOS DEL RIEGO


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