Según Island, la duración de la gestación de los humanos se limita por el metabolismo de la madre más que por el canal del parto, y así se ha publicado en PNAS. Hasta ahora se pensaba en la relación compensación evolutiva entre el parto y una pelvis adaptada para caminar erguidos.
La cuestión es que podría haber contradicción en dos rasgos que diferencian a los humanos de los primates, la capacidad de caminar erguidos y el tamaño del cerebro. Y es que los cerebros grandes y las cabezas que los tienen encontrarían dificultades para pasar por el canal del parto, lo que hace que una pelvis más ancha podría comprometer el caminar con dos pies. Los científicos indican que la solución a esto es el dilema obstétrico, mediante el cual la duración de la gestación se acorta para que los bebés nazcan antes y así evitar tener cabezas muy grandes. Esto supondría que los bebés son poco desarrollados e impotentes en comparación con otros primates.
El problema también es que no hay evidencias de que si las caderas de las mujeres fueran más anchas para tener bebés más desarrollados sería un perjuicio para caminar este hecho.
Se ha estudiado la amplitud de caderas en la locomoción, utilizando mujeres en cintas de correr y observando la no correlación entre caderas más anchas y locomoción disminuida. Dunsworth buscó evidencias de la duración del embarazo e reduce en relación con otros mamíferos y primates.
La hipótesis EGG, sobre el nacimiento humano, es que los bebés nacen en el momento en que nacen porque la madre no puede aportar más energía al crecimiento fetal, por lo que esta sería la principal limitación y no las caderas. Las mujeres dan a luz antes de cruzar la zona de peligro metabólico, antes de llegar a su límite energético.