Ni en el Barrio de Salamanca ni en ninguna urbanización de lujo, el metro cuadrado más cotizado de Madrid se ubica, casi anónimo, en mitad de una isleta gris, en el punto exacto donde Gran Vía y la Calle Alcalá funden sus vidas. Un lugar insulso para el peatón medio que nadie debería pasarse por alto. A continuación os explico el porqué.
Apenas unos centímetros de altura la diferencia y separan de un asfalto derrengado de aguantar un torrente infinito de coches. Me refiero a esa isleta enmudecida por el tráfico, que a diario sirve de puente para los que quieren cruzar de un extremo a otro de la calle. Vista desde el aire tiene forma de triángulo escaleno, irregular e improvisada guarda su gran secreto con recelo… si te detienes en ella haciendo caso omiso al muñeco verde del semáforo que te apresura para que cruces, podrás contemplar la mejor panorámica de 360 grados , a pie de suelo, que existe de Madrid.
Este lugar es una atalaya sin altura, un punto privilegiado que nos permite observar de un plumazo unos cuantos de los principales atractivos de la ciudad. Nadie ofrece tanto por tan poco. Si nos colocamos mirando de frente a la Gran Vía y vamos girando en sentido contrario a las agujas del reloj podremos disfrutar de la Iglesia de San José, la citada Gran Vía con el Edificio de Telefónica, entre otros, el Edificio Grassy, el Metrópolis, la Calle de Alcalá, el Círculo de Bellas Artes, el Banco de España, Cibeles, el Palacio de Comunicaciones y al fondo, la Puerta de Alcalá. Como veis el desfile de invitados a esta fiesta es importante, un excepcional tour por la ciudad sin movernos de nuestra baldosa y que se tarda en hacer unos 20 segundos.
Resulta curioso ver como este islote cada día se llena y vacía de gente cientos de veces, siguiendo el ritmo y la cadencia que ordenan los semáforos, con la misma paciencia que las olas del mar humedecen, una y otra vez, las orillas de las playas. La vasta mayoría sigue con el itinerario que tiene marcado en su cabeza sin caer en la cuenta de la riqueza que lo rodea. Un mirador a ras de suelo, imperceptible entre tanto tráfico, viviendo en un nudo que jamás se afloja.
Desde el año 2010, para conmemorar el centenario de la gran Vía esta isla tiene su particular náufrago, una pequeña maqueta de acero y bronce que reproduce el trazado de esta gloriosa calle. Desde esta extraordinaria ubicación el pintor Antonio López retrató con maestría este primoroso pedazo de Madrid. Seguro que tarde o temprano estaréis pasando por este lugar. Os suplico que os detengáis, os abstraigáis de lo que os rodea y giréis sobre vosotros mismos. Tendréis siglos de historia y de historias sobrevolando sobre vuestros hombros, un espectáculo abrumador.
El metro cuadrado en el Barrio de Salamanca tiene un precio medio de 4.542 euros ¿cuánto valdría esta isleta de Madrid? Por suerte no está en venta y pertenece a todos así que, toca disfrutarla.
En esta foto podéis ver al pintor Antonio Lopez posando en la isla desde la cual retrató la Gran Via y que además ofrece una fabulosa panorámica de Madrid
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La leyenda del soldado