Un pequeño ciervo bebía agua fresca a la orilla de un río y al percatarse de que un malicioso cocodrilose estaba acercando a la orilla echó a correr. _ ¡Miedoso, miedoso!_ le gritaba el cocodrilo.El pequeño ciervoque aún huía con destreza le vociferó:_ ¡El miedo alertador es dueño de la seguridad!
FinAutora: María Abreu