A propósito. Hace un par de días hablé con una persona y me contó su caso. Su padre, de mucha edad, fue diagnosticado de un cáncer terminal. A pesar de que el oncólogo dijo que había que contratar urgente una funeraria, el estado de esta persona se mantiene estable, pese al desarrollo de la enfermedad. Eso sí, hay un detalle importante. Él aún no sabe que tiene cáncer.
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He visto varios titulares de diarios locales que destacan casos en que las personas diagnosticadas de cáncer se enteran y fallecen a los pocos días. ¿Es tan destructiva y avasalladora la palabra Cáncer para una persona?.
Pareciera ser que mientras más remedios se toman, más te enfermas. Todo medicamento produce un efecto, ya sea positivo o adverso.
La pregunta me deja pensando, sobretodo si aún no tenemos del todo claro, cómo funciona el cerebro respecto a las enfermedades. Si una Depresión (“Cáncer del Alma”) es capaz de hacer que una persona se quite la vida, hay, sin duda, información que estamos pasando por alto. Quizás, no para todos, el sólo hecho de ir a un médico nos predispone a una posible sentencia, sobretodo para las personas que viven como enfermas, aún estando sanas. Una sola crisis de Epilepsia puede significar un tratamiento de por vida. Conozco a personas que siguieron su tratamiento para la Epilepsia por años, hasta que lo suspendieron y no han vuelto a tener nuevas crisis. Puede ser por azar, por una pobre investigación o incluso por falta de voluntad. ¿Por qué se prescribe un tratamiento para toda la vida si en la práctica no es tan necesario?. ¿Por qué algunas personas que no tienen los medios para seguir costosos tratamientos evolucionan mejor a veces ante una enfermedad que los que sí tienen medios?.
¿La salud es un negocio? Para la respuesta lo enviaré a hacerse costosos exámenes a mis laboratorios, sólo por seguridad.
Hablar del tema no se trata de irresponsabilidad, más bien de comparar la situación de 2 personas con la misma condición: Una sigue el tratamiento, pero la otra no. Sin embargo, ambas no enferman. El sólo hecho de tomar medicamentos, ¿nos enferma mucho más?
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En estos momentos recuerdo otro caso, de una persona con un grave problema al corazón, que por razones administrativas (pérdida de un certificado del servicio de salud) tuvo que sobrevivir sin una droga que era fundamental para el poco porcentaje de corazón bueno que le quedaba. Esos 4 meses pasaron y retomó su tratamiento y hasta donde sé, está “Vivito y Coleando”.
Célula Cancerígena vista desde un microscopio electrónico.
Si no consumo medicamentos, sólo remedios naturales y, soy un convencido de que soy una persona sana ¿enfermaré menos?. Creo, en lo personal, que la respuesta es sí y soy capaz de decirlo con seguridad, porque es mi caso.
Aunque a veces no faltan los detalles, siempre he sentido que soy una persona con una muy buena salud. Sano, fuerte, con buenas defensas, optimista hasta el final, disfrutando de comer lo que a mi me gusta y no sólo lo que dictan los “pseudo” nutricionistas sociales. Consumo mucha azúcar, pero la quemo, consumo mucha sal (no me gusta la comida desabrida) y no soy hipertenso, más bien, llevo una vida relajada y simple, sin complicaciones ni autoproblemas.
¿Vamos hacia el Sedentarismo?
La fe mueve montañas y es que ese profundo convencimiento es capaz de hacer que una mujer levante un auto, si su hijo está atrapado. Sí, la naturaleza y la evolución nos han dotado de un instinto de supervivencia muy fuerte, por eso no me extrañaría que, para ser sano, sólo se necesite creerlo (sería como el antónimo de tener Cáncer). Hoy, todo lo que comes es malo, pésimo para tu salud, aunque hace menos de 20 años era lo más normal para todos. Comes mucho, no es bueno, comes poco, es malo. La modernidad parece olvidar que los egipcios ya sufrían de sus arterias coronarias y diabetes.
La salud es un negocio, eso está claro, pero la desinformación es y será la peor enfermedad. Todo el mundo habla de obesidad, pero muy pocos hablan del terrible mal del sedentarismo. La tecnología nos sigue haciendo cada vez más flojos y dependientes, pero también más consumistas.
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Esta columna no tiene por objeto desafiar el sistema ni conducir a la irresponsabilidad, sólo es un llamado de atención de que algo huele mal.
Las cajetillas de cigarro ofrecen mensajes muy directos, no así las botellas de alcohol.
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