Revista Psicología

El miedo a sentir...

Por Joanpi @joanpi

EL MIEDO A SENTIR... Martha Escamilla R.

Cada vez escucho a más personas  manifestar abiertamente el no sentirse felices en sus vidas. ¿Razones? Muchas; el miedo al miedo, el estrés, los hijos, la pareja, la falta de trabajo, el dinero, el miedo a la soledad, las enfermedades, el cansancio mental y físico, el miedo al paso de los años, el exceso de obligaciones, la falta de sentido de la vida, la dificultad para soltarse, el miedo al fin de una relación, el trabajar en lo que no se quiere, el sentirse atrapado en la propia vida y cotidianidad, el miedo al futuro...en fin, las causas pueden ser muchas.

EL MIEDO A SENTIR... Martha Escamilla R.

Una vez leí, que en el mundo contemporáneo 'tener sentimientos negativos' puede ser sinónimo de debilidad o vulnerabilidad, y nadie quiere sentirse así, especialmente cuando no se tiene control del mundo interno, y menos, del mundo externo. Es demasiado, por eso recurrimos a nuestros mecanismos de defensa para protegernos por el temor a ser vulnerables.

Seguramente, estas creencias estaban también en nuestros padres, por ello tal vez, cuando éramos pequeños y estábamos tristes, con rabia, enojo o asustados y se lo manifestábamos, podíamos recibir críticas, burlas o incluso castigo por nuestras emociones, pues ni ellos mismos sabían cómo manejarlas.  El comportamiento de ellos pudo haber hecho que aprendiéramos a no confiar en nuestras emociones, en nosotros, o en otras personas y que nos diera miedo sentir, por lo que nos desconectamos de nosotros mismos.
Tenemos miedo a sentir, miedo al miedo, miedo a sufrir. No sabemos qué hacer con estas emociones que, aparentemente son más grandes que nosotros, y las empujamos fuera de nuestra conciencia. Que el sufrimiento es parte de la raza humana es una realidad. Pero se sufre más cuando se evita el sentir y, aún más, cuando ni siquiera se sabe lo que se siente.  Evitar el dolor desgasta más que el propio dolor, pero  tener la idea equivocada que sentir dolor equivale a ser débil, o haber tenido la experiencia de haber sido heridos en el momento que mas necesitamos apoyo o estábamos más vulnerables, hace que nos protejamos y nos cerremos. La mayoría de las sociedades condenan la tristeza, la vulnerabilidad, el dolor, y ven todas estas emociones como una debilidad y en la sociedad no hay espacio para los débiles.
¿Por qué es importante sentir?
Sentir es el mecanismo emocional de contacto entre nuestro mundo  interno y el externo. Es la brújula o aguja que muestra que algo falla y también nos muestra el norte.  Si la desconectamos quedamos literalmente perdidos y es cuando empezamos a hablar del peligro de no sentir. Es importante entender que  el sentir es el gran instrumento que poseemos para nuestra evolución. Es a través de estas sensaciones de malestar que podemos darnos cuenta que algo anda mal y empezar a buscar el origen del mismo, que puede ser muy antiguo en nuestras vidas. De igual manera, el único propósito de que estas emociones se manifiesten es que sanemos pero, paradójicamente, lo único que hacemos es pelear con ellas o negarlas. Toda emoción que no se exprese aparece en el cuerpo en forma de síntoma…cuando no escuchamos al alma, el cuerpo grita…
Podemos hacer muchas cosas, para distraer las emoción: respirar, contar hasta diez, fumar, dormir, caminar, pretender que no existe, pero en realidad siempre nos salen la mismas respuestas; el grito, el llanto, las   respuestas más dolorosas, menos asertivas, las que son automáticas, es decir, las que no pasan por el pensamiento, están listas, fueron programadas anteriormente en nuestras vidas, en nuestra infancia y corresponderían al niño interno indefenso, maltratado, inseguro, cruel y abandonado. Para sanar a este niño, para dejar de ser ajenos a nuestro ser, para no sabotearnos, es importante empezar a sentir,  así seremos libres, y dejaremos de andar en automático. Encontraremos el norte en nuestras vidas, nos relacionaremos mejor con nosotros mismos, con otros, así el cuerpo no tendrá que gritarnos que algo anda mal dentro.

'Solo cuando tenga el valor de enfrentar las cosas como son, sin  ningún autoengaño o ilusión, brillará una luz a partir de los sucesos y se abrirá el camino' David Richo

No hay necesidad de saber todos los detalles de nuestras vidas para sentirnos mejor,  porque los recuerdos no son la causa de nuestros problemas, estos recuerdos, pueden 'contribuir' a una emoción no deseada, pero no son la causa directa. Por lo tanto, no necesitamos pasar tiempo pensando dolorosamente en ellos, respetaremos las memorias, pero iremos a la causa, como dice Gary Graig, un trastorno en el sistema energético del cuerpo.Una vez estos han sido regulados, veremos como empezamos a ver no solo que ya no nos asustan sino que nos sentimos mejor, aprendamos a descifrar sus mensajes en cada momento, lo que nos permitirá dar respuestas libres y coherentes a nuestras necesidades y a nuestro existir.

Martha Escamilla R., Psicóloga


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