Las palabras de Rajoy en la entrevista que concedió recientemente a un grupo de periódicos europeos, entre los cuales figuraba "El País", están cargadas de misterio y muchos exégetas del poder intentan descifrarlas. Dijo: "Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos", una frase que algunos interpretan como "sumisión" ante el poder alemán y otros como mensaje para que los alemanes valoren los esfuerzos de su gobierno. Sin embargo, la única interpretación correcta es que esa frase es reflejo de el miedo profundo que Rajoy siente ante la canciller Merkel y el rigor alemán.
Rajoy sabe que tarde o temprano los alemanes exigirán a la Comisión Europea que el dinero robado por los corruptos españoles sea devuelto, sobre todo cuando los robos han tenido notoriedad mediática, como ha ocurrido con los casos de Urdangarín, UGT, los EREs mafiosos de Andalucía, la estafa de las preferentes y los escándalos todavía no destapados que afectan a la patronal y al sindicato "gemelo" CC.OO.. Especialmente rigurosa será Bruselas cuando exija la devolución de fondos europeos, un robo institucionalizado que lleva realizándose desde hace muchos años con la complacencia de los grandes partidos políticos (PSOE, PP, IU y nacionalistas).
Rajoy sabe que el embajador de Alemania no tiene que esforzarse demasiado para enviar informes demoledores sobre España a su ministro de Exterior. Le basta con leer la prensa cada día.
Rajoy tiene verdadero pánico a que las grandes reclamaciones europeas lleguen mientras él gobierna porque entonces, aunque existan otros, como el inolvidable Zapatero, que también son grandes culpables, tendrá que ser él mismo y el PP los que paguen el grueso de la factura de la deshonra internacional de España. Ese miedo está detrás de sus frecuentes mentiras y vaticinios optimistas sobre una economía, que está mucho peor de lo que el gobierno afirma, porque su obsesión principal es evitar que le estalle en las manos el próximo gran escándalo que se cierne sobre España como una amenaza trágica, el de una Europa que señale a España como lo que realmente es, un país con pocos ciudadanos y con masas aborregadas que elije mayoritariamente a partidos políticos que acogen, protegen y encubren a ladrones, que apoyan a sindicatos ladrones y que aplica la ley con benevolencia y hasta indulta a chorizos con poder, mientras aplasta y encarcela al ladrón hambriento que roba para dar de comer a su familia o que no paga su hipoteca porque no tiene trabajo.
Mariano tiene pavor a que el mundo entero, incluyendo a sus votantes, llegue a saber que cada vez que él se sienta con Merkel, los alemanes ven a un presidente sospechoso de ser corrupto, que cobraba sobresueldos y cuyo partido lleva toda su existencia financiándose ilegalmente, sin que en España haya ni ciudadanos ni poder judicial que les pida cuentas.
El "régimen" actual de España, creado bajo el amparo de la Constitución de 1978 y el agonizante poder franquista, ha sabido sortear hasta hoy todos sus dramas, sus chapuzas, su antidemocracia, su desigualdad hiriente, sus abusos y canalladas, pero no logrará sortear un escándalo de dimensiones dantescas, el que estallará el día en que Alemania y Europa entera exijan a España tres cosas que la España oficial no puede dar: la devolución del dinero robado, el cese de la corrupción institucionalizada y la instauración, de una vez, de una democracia decente.
El día que el gran escándalo estalle, saldrán a flote también, como por arte de magia, todas las miserias que los partidos españoles han podido esconder hasta ahora, incluyendo indultos inmorales, patrimonios ilícitos de altos dirigentes, favores inconfesables, uso del dinero público para la compra de votos y de poder y un largo etcétera que incluirá también los puestos en la cabeza del ranking mundial de las suciedades que Epaña ocupa como líder en corrupción, desempleo, avance de la pobreza, tráfico y consumo de drogas, prostitución, fraude fiscal consentido, fracaso escolar, baja calidad de la enseñanza, blanqueo de dinero, refugio de mafias, facilidades para el dinero sucio, concursos públicos amañados, financiación ilegal de partidos políticos, subvenciones concedidas a cambio de dinero, una lluvia de malversaciones, cohechos y corrupciones urbanísticas de todo pelaje, colocaciones a dedo, cuentas públicas amañadas, etc.
Y entonces comenzarán "los días de la vergüenza", una lamentable y humillante etapa histórica en la que los ciudadanos de España tendrán que viajar por el mundo avergonzados y sin sostener la mirada de la gente decente, por haber consentido que demasiada gente sin grandeza y sin la suficiente solvencia ética haya gobernado sin trabas, sin vergüenza y sin controles cívicos.