Tengo Miedo. Unos cuantos. Algunos los veo. Otros están ocultos. De momento…
Y también soy valiente. Muy valiente. ¿Por qué? Porque aunque los he tenido, los tengo y los tendré, no pueden conmigo. Me conoce muy bien, sí. Pero yo también a Él. Y lo sabe. Y sabemos que nos sabemos.
Sabe que en cuento le pille, tarde o temprano va a desaparecer. Sabe que nací para Vivir. A tope. Sin cadenas. Sin ‘por si acasos’. Sin prisiones. Sabe que necesito respirar Libertad y que si no lo hago, me ahogo. Sabe que el AMOR es mi prioridad. Que si no Amo, me pierdo. Me apago. Me muero… Sabe que tengo sueños. Anhelos. Y que no estoy Aquí para irme como he venido. Para quedarme en la retaguardia. En segunda fila. Para caminar entre bambalinas. No. Para nada…
Vine para despertar a esos sueños. Para dejar de echar de menos a esos anhelos. Para cumplir lo que me prometí. Lo que a ‘Dios puse por testigo’. Para SER…. y además Feliz.
El Miedo sólo intenta protegernos de aquello que alguna vez nos hizo sufrir. Es una bombilla que se enciende para avisarnos de que tengamos cuidado. De que por ahí ya hemos pasado. Es el recuerdo de las piedras con las que hemos tropezado. Como el Padre Guardián, que lo único que desea es que a sus hijos nada ni nadie les haga daño. Hijos a los que metería dentro de una burbuja para no ser tocados. Ni siquiera rozados. Pero no es un Padre Consciente. E ignora que el Amor también está ahí fuera. Y que si no puedes ‘salir de casa’, no puedes experimentar nada. Ni ‘bueno’ ni ‘malo’. Y que si no experimentas, no aprendes. Y si no aprendes, no cambias. Y si no cambias, te quedas como estás. Y si te quedas como estás, no pasarás de curso y la lección se repetirá una y otra vez más.
La Vida no es más que una gran Escuela llena de alumnos que son Maestros que no saben lo que Son.
El Miedo no es el enemigo. El problema es que nos Creemos todo lo que nos dice. Todo lo que nos cuenta. Sus fantasías, sus ‘presunciones de culpabilidad’, sus espejismos, sus teatrillos. Y entonces es cuando nos quedamos parados, bloqueados, aislados, encerrados en esa burbuja de tutela. Sin permitir que nadie nos quiera y permitiendo que nuestros Sueños sigan siendo sueños y no Realidad.
Y cuanto más tiempo dejamos pasar, más grande se hace esa burbuja y más cuesta arriba el traspasarla.
Pero, ¿sabes? La película que la envuelve es muy muy fina. Tanto, que sólo hace falta un pestañeo de fuerza, de confianza y de Poder, para hacerla desaparecer. Y con ella, la nube que nos ciega.
He tenido que realizar infinitos pestañeos a lo largo de mi Vida. Y sigo en ello. Y seguiré en ello. Pero no me importa. No me importa ser Humana. No me importa sentirme vulnerable. No me importa que ese vértigo al vacío tambalee toda mi estabilidad, todo mi control y toda mi seguridad. No me importa que la soledad me visite de vez en cuando y de cuando en vez. No me importa caerme. No me importa llorar. No me importa que me duela. No me importa ‘fracasar’.
Pero lo que sí me importa, y mucho, es ver el tiempo (que aunque sea eterno, no lo es y en cuanto menos te lo esperas ya se ha finiquitado), ver pasar la Vida, a través de una ventanilla. De una reja que yo misma he construido. Permanecer siempre en las estaciones en lugar de subirme a los trenes. CONFORMARME (que no tiene nada que ver con Aceptar) con lo que Creo que soy en lugar de ‘ir a por todas’. En lugar de ir a por ‘ser quien Soy y quien puedo llegar a ser’. Me importa quedarme a medias. Me importa no llegar a hacer todo lo que puedo hacer. Eso sí que sería un fracaso. Una enorme frustración. Mi mayor decepción para conmigo.
La buena noticia es que nuestra felicidad solamente depende de nosotros. De afrontar esos miedos que nos paralizan. Que nos llenan de ansiedad. Que no nos dejan dormir en Paz.
Es cuestión de Actuar. De Hacer. De Soltar. Y nadie lo puede hacer por ti. Ni por mi. Ni tú lo puedes hacer por otros. Cada uno somos RESPONSABLES de nuestras decisiones. De nuestra forma de vivir. A la única persona que podemos y debemos cambiar es a nosotros mismos. E igual que a ti te gusta que te respeten, también tienes que respetar tú el proceso de los demás.
‘Años a’ quería Salvar. Tenía necesidad de Salvar (para no sufrir yo, claro). El papel de salvadora desgasta mucho. Primero, porque nunca consigues tu objetivo ya que no depende de ti. Y segundo, porque supone un desgaste energético, físico, mental, emocional y espiritual enorme. Así que un día, por mi propia salud, dejé de hacerlo y decidí ‘salvarme’ a mí. Y cuando miré Dentro, entendí por qué me había estado escapando tanto Fuera. No sabía ni por dónde empezar.
Así que todos aquellos que sois fans de ‘Salvados’, daros una vuelta por vuestro interior. A ver qué encontráis. Eres tú el que te necesita, no el otro (sea quien sea). Eres tú el que te está reclamando, no el otro… Es a ti a quien te tienes que Amar, no al otro.
El Miedo no desaparece cuando lo ignoramos. El Miedo desaparece cuando lo hacemos Realidad. Porque al final, la Realidad… siempre supera a la Ficción.
Confía en ti. Puedes hacerlo. Todos podemos hacerlo. La pregunta es: ¿QUIERES?
TÚ ELIGES.
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