Los bebés pueden tener miedo por varias cosas, se pueden asustar con sonidos, con el agua o incluso con su propia sombra. Cuando tienen miedo se ponen nerviosos y lloran desconsoladamente.
Muchos padres no saben cómo reaccionar al miedo de su bebé, y la solución más sencilla es intentar tranquilizarlos, mostrar una tranquilidad que el bebé recibirá de sus padres. No se trata de intentar enfrentar los miedos del bebé de golpe y a la fuerza, sino que poco a poco acabarán perdiendo el miedo si cuentan con el respaldo de unos padres que lo tranquilicen.
Se debe coger al bebé y hablarle tranquilamente, de forma relajada, con entonación monótona y repetitiva, para que el bebé se calme y aprenda a perder los miedos poco a poco.
Conforme el bebé aprenda a sentirse seguro de sí mismo y del entorno será cuando aprenda a vencer sus miedos, mientras tanto sólo hay que intentar calmarlo, sin menospreciar los miedos por muy irracionales que puedan parecer. No hay que reírse ni minimizar sus sentimientos, sino que hay que simplemente apoyarlo y calmarlo.
Es necesario ofrecerle una explicación clara y racional, explicar por qué no tiene que tener miedo a aquellas cosas que le dan miedo. Es necesario decírselo de forma relajada, pausada y sencilla, de manera que lo entienda y pierda los miedos.
Se le puede dar un talismán, un objeto que le pueda dar seguridad. Puede ser un pequeño juguete o algún recuerdo, algo que haya funcionado a los padres en su infancia, algo que le pueda dar calma pero que no sea una complicación.
Si los temores y miedos del bebé le afectan a la rutina diaria normal puede ser necesario hablar con el médico acerca de su problema, ya que puede tener alguna fobia o trastorno de ansiedad.
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