Revista Salud y Bienestar
Una de las emociones más antiguas y potentes que existen es el miedo. Nos viene de serie desde que surgió en alguna especie primitiva hace millones de años. Conocemos su base neurofisiológica, sus implicaciones psicológicas y conductuales, su terrible desazón de la que no podemos escapar. Sin embargo hay excepciones. Muchos recordarán el cuento de Juan sin Miedo, aquel personaje infantil que se enfrentaba a cualquier peligro sin problemas. Hoy quería traerles otro ejemplo, esta vez de carne y hueso, se trata de Alex Honnold, un escalador capaz de realizar azañas increíbles.
Ha sido estudiado por científicos que han dictaminado su ausencia de miedo al escalar. Algo que le permite desarrollar conductas extraordinarias. El miedo es como sabemos un freno biológico riguroso. Nos marca una línea que no podemos atravesar. ¿Qué pasaría si fuera posible desactivarlo a voluntad? Todavía no somos capaces de responder pero les comparto la pregunta para que imaginen.