Según un estudio publicado recientemente, el miedo puede perturbar nuestra percepción de la distancia de los objetos que se aproximan, haciendo que sobrestimemos la distancia de uno que podría significarnos peligro.
Los resultados muestran que la emoción y la percepción no son totalmente disociables en la mente. El miedo puede alterar incluso los aspectos más básicos de la forma en que percibimos el mundo que nos rodea. Esto tiene claras implicaciones para la comprensión de las fobias clínicas.
Las personas generalmente tienen un sentido bien desarrollado para saber cuándo los objetos que se dirigen hacia ellas harán contacto, incluyendo la capacidad de reaccionar en una fracción de segundo para esquivar o bloquear el objeto, si es necesario.
Los investigadores del estudio prepararon un experimento para probar el efecto del miedo en la veracidad de esa habilidad.
Luego concluyeron que es posible predecir cuánto sobrestimará una persona el tiempo de colisión con un objeto mediante la evaluación de la cantidad de miedo que sienta hacia ese objeto. Esto tiene un sentido adaptativo: si un objeto es peligroso, es mejor esquivarlo medio segundo antes de tiempo, que medio segundo después.
Los investigadores señalan que no está claro si el temor de un objeto hace que parezca que el objeto viaja más rápido, o si ese miedo hace que el espectador expanda su sentido del espacio personal, que suele ser de aproximadamente la longitud de un brazo de distancia.
Los profesionales aseguran que querrían poder hacer una distinción entre estas dos posibilidades en futuras investigaciones. De hacerlo, podrían arrojar conocimiento sobre la mecánica de los aspectos básicos de la percepción espacial y los mecanismos subyacentes a las fobias específicas.