Si no eres un millenial y eras de esos que jugaba al fútbol en la calle, en cualquier campo de arena o plaza, conocerás el Mikasa, el balón que marcó tu infancia y posiblemente alguna parte de tu cuerpo. Y es que se trataba de una auténtica bala de cañón que si se mojaba y cogía arena, ya se convertía en un arma terrible. Una pelota que era capaz de calentarte aunque estuvieras jugando al fútbol en Siberia.
El Mikasa era y es, el balón más duro de la historia
Una piedra, que pesaba 3 veces más que una pelota normal de su época y 40 veces más que una de hoy en día. De textura tan dura que si se te ocurría darle de cabeza, perdías 3456 neuronas de golpe, casi nada. Acumulaba punterazos y aún estando deshinchada, seguía siendo una roca.
El Mikasa te curtía, habría que ver a algún chaval de los que juegan hoy en categorías de fútbol base o incluso algún profesional, jugar con él, con las botas de antes y en los campos de patatas que se jugaba al fútbol hasta hace alguna década.
El balón más resistente de la historia se sigue vendiendo
Pues si, pese a que el Mikasa fue el símbolo del fútbol amateur de la tierra y el barro de los 70, 80 e incluso 90, resulta que se sigue fabricando y vendiendo. Según los datos que da la propia marca, al parecer venden unos 300.000 al año.
¿Y tú, jugaste alguna vez con uno de ellos? ¿lo recuerdas?, ¿viviste eso de “duele más que un pelotazo de un Mikasa”?, ¿le diste algún punterazo de los de la época o quedaste conmocionado y con él marcado en la frente tras despejar una jugada? Cuéntanos más sobre tu experiencia con el mítico balón más resistente de la historia del fútbol amateur.