Antonio Aponte.
El Che, en El Socialismo y el hombre en Cuba, nos alecciona. Veamos.
“Llegó la etapa de la lucha guerrillera (…) Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados.
Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador”.
En estos párrafos está resumida la doctrina revolucionaria que abrió las puertas del futuro a los pueblos con poco desarrollo del proletariado, es una innovación teórica que amplía la tesis de Lenin del eslabón más débil. Postula que, dada la evolución mundial, la madurez de la teoría, la evolución del capitalismo mundial, en cualquier lugar del planeta están dadas las condiciones para la Revolución. Y afirma que en países de poco desarrollo del proletariado
la vanguardia juega un papel imprescindible: es el eje que motoriza y educa con el ejemplo a la “masa dormida.” De esta manera rompe la Revolución Cubana con el dogmatismo imperante, el etapismo castrador, el anarquismo narcotizante.
Aquí en Venezuela estamos en la etapa de avanzar hacia el Socialismo, en gran medida este avance dependerá del comportamiento de la clase obrera, de sus dirigentes, del gobierno revolucionario.
¿Cuál es el reto de los obreros, de sus dirigentes?
Es necesario superar la visión economicista y el reivindicativismo, estos se convirtieron en una forma de convivir con el capitalismo. El obrero vende su fuerza de trabajo como una mercancía más y el dirigente es el encargado de hacerlo dentro de las reglas y capacidades del capitalismo. Se olvida la necesidad de una revolución, el papel histórico de la clase obrera se aplasta. De esta manera la clase obrera se convierte en una clase funcional al capitalismo: no lo cuestiona, lo apuntala.
El obrero y el dirigente economicista son, aunque cueste decirlo, reaccionarios, protectores del capitalismo. Amparados en la pseudoconquista inmediata condenan a la clase y a la sociedad a la explotación perpetua.
El deber de los obreros, de sus auténticos dirigentes, es luchar por el Socialismo. Y eso en esta etapa significa: apoyar a Maduro sin mezquindades y, simultáneamente, irradiar la ideología de la clase obrera. Ésta se resume en: Propiedad Social de los medios de producción administrada por el Estado Nacional, organización de la sociedad en un tejido nacional, Conciencia del Deber Social. O dicho en términos Zamoranos: Socializar la Propiedad y la organización social, Horror al capitalismo.