Actúa estos días en la Puerta del Sol de Madrid, en horario seminocturno, tres sesiones de 40 minutos y a partir de las 21:00 horas, Rodolfo Meneses, chileno, artísticamente conocido como el mimo Tuga. No sabía nada de él hasta que leí que el pasado viernes fue retenido y trasladado a la comisaria de la calle Montera de Madrid para ser “identificado con tranquilidad”. Eufemismo éste que me produjo cierto escalofrío (sensación producida por una emoción intensa, especialmente de terror).
He intentado ver en youtube alguna de sus actuaciones, pero son lentísimas de cargar. Aparentemente es un mimo como tantos otros, pero algo de artista debe tener cuando es capaz de congregar a más de 500 personas en sus actuaciones. En la presentación de uno de sus videos, en youtube, un abuelo comenta así el video que presumiblemente, quizá desde su teléfono móvil, acaba de cargar:
- Un regalo para mi nieto, que es fan del mimo Tuga.
En todos los videos que he podido ver de él, invade la calzada e interactúa con conductores de autobús, de taxi. Retiene el tráfico ligeramente, sí. Pero no me ha parecido especialmente grave lo que hacía.
- Siete agentes me pidieron el pasaporte y que les acompañara a la comisaria.
Parece ser que, sin abandonar el papel que interpreta, permaneció, a instancias de los agentes, sin mediar palabra. Trató de escribir en su pizarra, pero “ellos decían que eso no valía porque podía hablar”.
Pero no. El caso es que no podía hablar. Hasta mis hijos saben que los mimos no hablan. Asignatura que no debe de estar programada en las Academias de Policía.
Quien sí puede hablar es Rodolfo Meneses. Pero no Tuga. El mimo Tuga, como todo el mundo sabe, no puede hablar. Parece lo mismo, pero no lo es. ¿A quién detuvo la policía de Madrid el pasado viernes: ¿a Rodolfo Meneses o al mimo Tuga? El detenido llevaba la cara pintada como un poirret y vestía un mono mecánico rojo. Sí. No hay duda: la policía detuvo al mimo. Por subversivo, peligroso y además, por contravenir la ley de espectáculos públicos y por mantener una actitud arrogante y despreciativa antes las fuerzas de seguridad. Mirá tú quién fue a hablar: las fuerzas de seguridad.
Dice el periodista que firma la noticia (Sara España, EL PAÍS, Madrid, página 7, sábado 28 de agosto de 2010) que normalmente, la Policía Municipal disuelve las grandes concentraciones alrededor de mimos y estatuas callejeras de la Puerta del Sol porque atraen a carteristas y se producen más hurtos al descuido.
Todo bien pero hay una cosa en todo esto que me produce cierto desasosiego: ¿por qué razón el Estado muestra tanta diligencia con algunos y tanta benevolencia con otros?
Digo esto a propósito del expediente abierto contra nuestra intervención en el edificio de la C/ Orellana, 5 de Madrid o de las diligencias inmediatas de embargo que cursa a gran celeridad, en estos días, la Agencia Tributaria. Créanme, sé de lo que estoy hablando.
Parece ser que no es la primera vez que tiene problemas con la policía. Ya le pasó en Chile y en Argentina. ¡Qué casualidad! Las policías del mundo unidas en lucha contra un pobre mimo.
- Me han tratado como si fuera un delincuente o un terrorista y sólo soy un payaso.
Pero ya se sabe: no hay nada ni nadie más peligroso que un simple payaso que además, lleva la cara pintada.
Luis Cercós