Con fecha 22 de noviembre la Gran Logia de España ha dado a conocer los contenidos del Convenio de Colaboración entre ésta y el Ministerio de Cultura español
Según la GLE con esta firma de 18 de Octubre de 2011 se reconoce en ella "El papel de la Masonería española, como asociación que defendió, entre otros principios, el librepensamiento, la libertad de enseñanza, la Soberanía Popular, la libertad religiosa y de culto, la independencia del poder político respecto del religioso, la Democracia, etc... fue fundamental en el período histórico de la II República, la Guerra Civil y el Exilio".
También destaca el compromiso que adquiere el Ministerio de Cultura español cuando declara: "Es obligación de los Poderes Públicos velar por la conservación del Patrimonio Documental y promover y favorecer la creación y desarrollo de proyectos culturales relacionados con el conocimiento del patrimonio bibliográfico y documental".
Además, siempre según la GLE, esta adquiere -y además se atribuye- "Es obligación de la Gran Logia de España, como heredera de la tradición masónica española y del Grande Oriente Español de Masones Antiguos, Libres y Aceptados, como institución creada en 1889 y en funcionamiento hasta nuestros días, el velar por la conservación, identificación de sus archivos como eje de su memoria histórica".
La verdad que esta solemne declaración de patrimonialismo de la GLE respecto a toda "la tradición masónica española", unida a la falta de tacto del Ministerio de Cultura por no haber llevado a cabo un acuerdo con el conjunto de las principales Obediencias Masónicas -alguna tal vez con menos "títulos" pero probablemente bastante más ligada al verdadero espíritu de Masonería Liberal del histórico Grande Oriente Español- nos deja a algunos con un cierto regusto a refrito quemado. Para ser sinceros, nos atrevemos a decir que no ha sido esta la primera metedura de pata del citado Ministerio.
¿La GLE heredera del Grande Oriente Español?Superada la época franquista con la muerte del dictador, la Masonería Liberal vuelve a ser reinstaurada en España después de una larga ausencia de más de 40 años, Franco muere el 20 de noviembre de 1975.
El 29 de diciembre de 1978 se publica en el B.O.E. una nueva Constitución Española, ¡la democracia ha vuelto! A pesar de ello, serán precisas dos sentencias del Tribunal Supremo (3 de julio de 1979), para inscribir a la Orden en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior.
Aquella Masonería Liberal arrasada por el franquismo se refunda y legaliza en la Orden Masónica Mixta Internacional "Le Droit Humain" (1979), en el Gran Oriente Español Unido (1979), en la Gran Logia Simbólica Española (1980). En 1984 se instituye la primera Logia enteramente femenina en territorio español bajo auspicios de La Gran Logia Femenina de Francia con el fin de estructurar la Gran Logia Femenina de España que en 2005 toma forma y es fundada.
La tendencia Masónica meramente masculina y para creyentes, apareció en 1982 con la creación de la Gran Logia de España dependiente de la tradición y reglamentación de la Federación Masónica inglesa: Gran Logia Unida de Inglaterra que, hasta entonces, nunca había tenido representación en el estado español.
Aprovechando el general desconocimiento histórico, ya desde su inicio, la Gran Logia de España se autoproclamó "Única Obediencia Masónica Regular en España" y se publicitó mediante la edición de listados donde aparecen nombres de célebres Masones españoles, todos varones, obviando cualquier referencia femenina dado que esta organización no reconoce capacitación a la mujer para ser Iniciada en Masonería. De esta forma intentó reescribir la historia de la Masonería Española, desplazando personajes y omitiendo otros como Rosario de Acuña, Aurea Rosa Clavé, Angeles López de Ayala, Dolores Zea, Irene Zwonar, Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Clotilde Cerdà, Carmen Monturiol, Clara Campoamor, Matilde Muñoz, Aurora Bertrana, Amalia Carvia, Teresa Mañé... y tantas otras mujeres que entre 1874 y 1939 actuaron activamente en campos sociales, culturales, artísticos, científicos y políticos así como Masonas en Logias del "Grande Oriente Español" prácticamente desde su fundación.
Siguiendo en esta línea falaz, la Gran Logia de España compró en 2001 el nombre "Grande Oriente Español", federación puntera de la Masonería Liberal española hasta 1938, ello en la pretensión de justificar una presencia propia en épocas y hechos de los que no participó, desvirtuando así la realidad y negando, mediante engañosa difusión, "cualquier posibilidad de existencia de verdadera masonería fuera de los límites de la Gran Logia Unida de Inglaterra", en pertinaz intento de adjudicarse la legitimidad de la Masonería en España.
Los derechos sobre el nombre "Grande Oriente Español" figuraban en propiedad de Miguel Ángel Foruria Franco quien los ofreció al mejor postor.
Si queremos hacer caso del libro de Pepe Rodríguez, "Masonería al Descubierto, del mito a la realidad" (1100-2006) en sus páginas 137 a 139 escribe:
"EL GRAN MAESTRE MIGUEL ÁNGEL DE FORURIA FRANCO: FINANCIERO CORRUPTO
Durante los años siguientes, tal como vimos en el capítulo anterior y ampliaremos en el siguiente, el GOE fue languideciendo patéticamente, sin recursos y con escasísimos adherentes. Antonio Villar Massó fue forzado a dimitir como Gran Maestro en 1988, cuando el GOE no era ya más que un fantasma -y una fantasmada-, y su sucesor, Francisco José Alonso Rodríguez, intentó administrar la nada -careciendo hasta de local en Madrid-, hasta que fue expulsado por la opa hostil que, en 1994, le hizo Miguel Ángel de Foruria y Franco para quedarse con la carta patente de la obediencia.
Miguel Ángel de Foruria, según lo pintaba la revista Cambio 16 de fecha 29 de abril de 1991, es empresario y financiero vasco, católico practicante, con su empresa radicada en Lugano (Suiza) y residencia oficial en México, responsable del Gran Oriente Escocés de Italia en Madrid, miembro de la Gran Logia del Valle de México y entonces recién elegido presidente de la Liga Universal de la Francmasonería (LUF), que él mismo presentó como un club de elegidos, de empresarios y profesionales de élite, masones, que conforman una red de influencias internacionales poderosas.
La empresa radicada en Lugano que se mencionaba en esa revista es el Grupo Foruria Franco Holding Internacional, que controla empresas tan diversas como al Foruria Franco Corporación de Industrias de la Madera, que a principios de la década de 1990 se dedicaba a importar maderas de selvas tropicales para la construcción, o la Foruria Franco Investment Corporation (FF), que apareció implicada en el supuesto alzamiento de bienes producido, en julio de 1992, cuando Ercros suspendió pagos y presentó en el juzgado una lista de acreedores encabezada por la citada sociedad de De Foruria y Franco, a la que reconocía deberle 1.770 millones de pesetas (10,6 millones de euros), aunque esa deuda, presuntamente contraída en 1988, no pertenecía a Ercros, sino a la antigua Unión de Explosivos Riotinto (UER), controlada también por el procesado Javier de la Rosa.
En 1988 la división de petróleos de UER necesitó captar fondos para realizar inversiones en su planta de La Rábida (Huelva), usando como intermediario a la Foruria Franco Investment Corporation, que captó los recursos, en forma de letras de cambio, entre inversores particulares, especialmente barceloneses, que se convirtieron así en los verdaderos acreedores de UER. Según un informe pericial de 9 de marzo de 1995, no existía en realidad una deuda comercial, sino unas "letras financieras", pues no había relación comercial alguna entre los acreedores y la empresa deudora. Para el fiscal del caso, la FF Investment actuó como una simple sociedad instrumental, "ya que ni es deudor ni le une ninguna relación comercial con aquélla y su intervención sólo sirve para que no se identifique a los verdaderos inversores", pensando que se actuó de ese modo porque el dinero invertido era fiscalmente opaco.
Retomando el hilo del proceso de saldo por el que atravesó el GOE, en marzo de 2001, De Foruria entregó la carta patente del GOE al Gran Maestro Tomás Sarobe de la Gran Logia de España (GLE) a fin de sellar la fusión de ambas obediencias, pero no hubo nada que trasvasar. El GOE de De Foruria ya no era más que un papel que el avispado empresario pretendía hacer valer como aval de identidad en su pretensión de heredar parte del patrimonio incautado por Franco (a masones que nada tenían que ver con ese GOE). En la otra parte del negocio, la GLE de Sarobe aceptó esa fusión con una obediencia vacía a cambio de obtener ese codiciado derecho, pero se quedó con las manos vacías."
Cada cual es libre de sacar sus propias conclusiones.