Revista Comunicación

El Ministerio y yo

Publicado el 01 marzo 2016 por Lya
Que no me miréis así, que es que soy así. Dejadme ya. QUE NO TENGO REMEDIO, QUE YA LO SÉ. 
Más o menos así acabé ayer mis conversaciones tuiteras sobre El Ministerio del Tiempo y el plagio la inspiración que se marcaron con respecto a Doctor Who. 
Qué le voy a hacer, soy rara. El Ministerio ya no me emociona. Yo lo intenté con el ímpetu del viento pero tras aquel capítulo que se marcaron sobre el Lazarillo se me pasó el enamoramiento. Porque me dio pena que algo tan sencillo de hacer bien lo hicieran mal. Luego llegó la locura electoral y se me quedaron dos capítulos por ahí para terminar la temporada. "Ya los veré en verano", me dije. Y hasta ahora. Que ha empezado la nueva y tampoco me he puesto con ella. 
¿Qué me pasa, doctor? ¿Soy rara? ¿Tonta? ¿Extraterrestre? ¿Bip, bip? 
Porque a mí la serie me gusta, en serio. Me parece que tiene mucho mérito, que es muy necesaria y que está bien hecha pero es pensar en ponerme un capítulo y ocurrírseme dos millones de cosas más interesantes que hacer. Reconozco que la hora y media de duración no ayuda, al contrario, me da mucha pereza. Estoy malacostumbrada. 
Y luego está lo de ayer. Lo de Cervantes y tal. Me parece muy bien que a whovians expertos no les moleste la copia descarada de uno de los mejoooores capítulos de Doctor Who. Sé que también el universo whovian y la mente de Moffat son capaces de cometer locurones aún mayores que el realizado ayer por El Ministerio. Lo sé todo. Pero no. Supongo que quiero demasiado a Doctor Who como para aceptar con una sonrisa de satisfacción y un "bueno, no es para tanto", que una serie española lo copie tan descaradamente. Supongo que el Doctor y su mundo están en un nivel muy superior en mis afectos y adoraciones como para transigir con esas cosas. Soy española por obligación, whovian por devoción. Supongo. 
Además también entra en juego el orgullo patrio, que aunque escondidito y famélico, aún me resiste. ¿Por qué tenemos que copiar y/o inspirarnos en lo de fuera? ¿Por qué no podemos ser nosotros los originales? No sé, me salen muchas preguntas y una única certeza: no me gusta lo que hizo ayer El Ministerio. Como española, como whovian, como aficionada a las series. No me gusta. 
Pero tampoco me hagáis mucho caso. Estoy mayor, vivo muy exiliada interiormente, no veo la tele española desde hace años, ya no tengo remedio ni solución. Prometo ver El Ministerio a no tardar e intentar sumarme a la euforia generalizada. Que una es rara y pedante, pero tampoco tanto. No os enfadéis, anda. 

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