Revista Deportes
Tampoco es que nos haya sorprendido. El ministro de Justicia, que para mayor inri se llama Catalá, no quiere ser Messi, lo cual es lógico. El ministro de Justicia tiene la obligación de creer en la Justicia, y la Justicia ha dicho que Messi es culpable de varios delitos, y a pesar de que el fiscal no acusó a Leo, el abogado del Estado, cuyo trabajo depende de una ex directiva blanca, convenció al juez para que a Messi lo condenaran.
Otro de los colaboradores de la señora(hija de un ministro de Franco y sobrina de un presuntamente acusado en la trama Gurtel) dijo de Leo que era el capo de una organización criminal, y eso parece que le ha valido un ascenso en lugar de lo lógico que era un pase para el INEM.
Todo muy edificante.
Y luego está el fiscal Perals, el que lleva el tema de Neymar, que encuentra recurrible la sentencia que culpa al club y exculpa al jugador(un dos por uno sería un gran éxito), y considera que como el Real Madrid había hecho una oferta mayor, el jugador debio aceptarla y si se fue al Barça privó a su club(o al fondo de inversión que tenía parte de su ficha) de unos ingresos(y al Real Madrid de un pedazo de jugador, aunque eso no lo dice el auto)
Eso ya pasó una vez en el fútbol español, y no sabemos si ese ha de ser el referente. Cuando Di Stefano fichó por el Barça, luego llegó el Madrid y ofreció más, y ya sabemos como acabó aquello. Solo que ahora, al no haber un ministro que amenace al presidente del club con arruinarle, ya no funcionan aquellos argumentos, y aunque uno es libre de añorarlos, no se deben utilizar en democracia.
Si la tesis del fiscal prosperara, los jugadores no tendrían voz ni voto en su destino, simplemente habrían de aceptar la oferta mayor. Ya nadie podría decir: yo no voy al Madrid porque prefiero ir al Barça por el estilo de juego, o prefiero ir al City de Guardiola antes que al United de Mou. Sería un : tu vas a donde se te diga y punto pelota, que tampoco suena a este siglo.
Sería una simple puja. Y ya puestos, se le podría sacar partido comercialmente hablando.
Los jugadores podrían llevar un cartel de transferibles y subirían a una tarima y en el público los presidentes(se admitirían directivos o secretarios técnicos) pujarían:
Tengo un defensa internacional con España, 25 años, miren qué dientes, miren que piernas, miren los abdominales. Se abre la puja en 7 millones. ¿Quien da 8? ¿He oido 10? 12 a la una, 12 a las dos y adjudicado en 12 millones al señor del bigote.
Habría bofetadas por retransmitirlo en prime time.
Pero es que hace tantos años que eso se abolió, que por mal que vayan las cosas, no lo contempla ni nuestra última reforma laboral(de momento al menos)
Y es que el fútbol hay que entenderlo antes de juzgarlo, y por mucho que a uno le haga ilusión ganar una liga, hay que guardar las formas.
La solución sería una cláusula que dijera que en caso de que el Real Madrid estuviera interesado, el resto habría de apartarse.
No se vaya a molestar algun fiscal.