Revista Opinión

El ministro Fernández se retira al Valle de los Caídos

Publicado el 29 mayo 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

Tendría que cumplir el titular textualmente. O sea, retirarse de verdad. Lo que ocurre es que ahora se retira para cargar las pilas y vuelve a los ruedos con máxima carga franquista en su buche.

Sí, señores y señoras. Este ministro chupacirios, salido del paleolítico, utiliza el Valle de los Caídos para recogerse y reflexionar asiduamente. Ya saben ustedes de su pertenencia al Opus Dei, de su amor a las concertinas, de su cariño a la represión y a la ley mordaza, de su devoción por santas y vírgenes, y recuerda, constantemente, su “afecto” a los inmigrantes a los que devuelve en caliente, para que no se enfríen.

El ministro del Interior condecora a la Virgen

Y es que se trata de un ministro que confunde lo público con lo privado y lleva a su vida política sus amores religiosos. Así, fue capaz de conceder la más alta condecoración de la policía, la medalla de oro, a Nuestra Señora María Santísima del Amor, o de decir que Santa Teresa estaba ayudando a salir de la crisis. Por cierto, recordando que Franco tenía en su mesilla de noche el brazo incorrupto de la Santa, no nos extrañaría de que lo hubiera heredado este ministrillo meapilas.

Pues bien, este ministro nacional-católico que hubiera sido ministro, perfectamente, hace cincuenta años, tiene una sensibilidad propia de aquellos que se jactan de haber ganado la guerra civil, y como tal actúa. Pudiendo elegir otro sitio, utiliza el mausoleo del dictador, el lugar donde miles de presos republicanos murieron, trabajando a la fuerza para levantar el mayor monumento a la “Victoria” de los franquistas.

Valle de los Caídos fuegos

Y naturalmente viaja con coche oficial, escolta y demás recursos públicos, haciendo que estas visitas recaigan sobre el presupuesto estatal, cosa que estoy convencido que este ministro considera normal olvidando la aconfesionalidad de nuestro Estado.

Una injuria más para la Memoria Histórica, que no sólo no es respetada sino que es pisoteada por un gobierno que todavía no ha sido capaz de repudiar el franquismo y que con la excusa de no volver la vista atrás, quiere esconder parte de nuestra historia, la que se refiere a la represión, la violencia y los asesinatos durante la guerra “incivil”, la posguerra y la dictadura.

Mientras tanto, allí en un monumento asqueroso que rememora lo peor de nuestra historia y que, en contra de la ley de la Memoria Histórica y de informes del Consejo de Estado sigue siendo un altar franquista. Allí, unos monjes celebran –en una basílica que mantiene el Estado (hay aprobada una dotación de 300.000 euros para rehabilitar su fachada)-- todos los años, una misa-homenaje para el dictador y para José Antonio Primo de Rivera, donde se reúnen los franquistas y la convierten en un acto de homenaje al asesino, mientras los osarios de casi 35.000 víctimas franquistas se remueven sin encontrar ni Verdad, ni Justicia, ni Reparación, sino a un ministro posfranquista que va a visitar a su líder y a recordar tiempos gloriosos en el mausoleo del carnicero. Esto es lo que se llama un Estado laico moderno. Y van…

Salud y República


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