Estoy seguro de que represento muchas voces democráticas en España cuando afirmo que el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, cuenta con nuestro apoyo en su campaña por garantizar que los que se expresen en Español gocen de los mismos derechos que los que lo hagan en Catalán, en el oprimido territorio de Cataluña, una tierra sometida a los abusos y desmanes del nacionalismo antiespañol.
Por lo menos tiene el apoyo sin fisuras del autor de este blog Voto en Blanco.
El ministro se ha limitado a decir que la Generalitat de Cataluña tienen que costear los estudios, en centros apropiados, a los niños y jóvenes catalanes que quieran estudiar en el idioma español, sin que sean marginados y marcados, como ocurre hoy, en una clara violación nacionalista no sólo de la Constitución sino también de los derechos humanos fundamentales.
Esa declaración ha bastado para que el nacionalismo de CIU haya enarbolado de nuevo la bandera del victimismo y varios de sus consejeros hayan manifestado su boicot al gobierno de España abandonando reuniones y dejando plantados a ministros en citas con las diferentes autonomías.
Por su parte, el líder de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, que durante años ha sido lo bastante hábil para mostrar un rostro civilizado ante los españoles, ha destapado su verdadera naturaleza de nacionalista furibundo sosteniendo que la comunidad educativa, la política y la sociedad civil deben pedir unidos la dimisión del ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, por perpetrar el "peor ataque que desde la muerte de Franco ha recibido el catalán".
Si garantizar el derecho a estudiar en español a los alumnos que lo deseen, en tierras españolas, es un "ataque al catalán", entonces es que Durán está enloquecido y ya es víctima del fanatismo nacionalista que a lo largo del siglo XX condujo a Europa a dos guerras mundiales especialmente cruentas.
En su carta web semanal dirigida a la militancia de UDC y recogida por Europa Press, reclama la máxima unidad de las fuerzas políticas catalanas en el Parlamento catalán y en las Cortes: "Hemos de ser contundentes", ha zanjado.
El dirigente nacionalista-democristiano sostiene que la lengua catalana "es el nervio de la realidad nacional" de Cataluña, y defiende que el modelo educativo catalán cuenta con el aval de la Unesco, del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y del Tribunal Constitucional (TC) a través de una sentencia de 1995.
"Si se cargan nuestro sistema de inmersión lingüística, romperán el país y amputarán para siempre nuestra identidad", continúa Duran, quien advierte al Gobierno de que con esta cuestión no se puede jugar.
El ministro Wert es el único miembro del gobierno que no se comporta como político y que actúa como un ciudadano con ideas y proyectos, dentro del débil y pusilánime gobierno de Rajoy, incapaz de plantar cara a un nacionalismo que viola la Constitución, incumple las sentencias de los altos tribunales y siembra la sociedad catalana de odio a España. Su trayectoria profesional y su nivel intelectual le permiten actuar de ese modo en un gobierno donde la mayoría de sus miembros cuidan con más énfasis su escaño y su puesto en el partido que el servicio a España y al bien común.
¡Ánimo Wert, sigue siendo decente y sólido, aunque tus compañeros en el Consejo de Ministros, cuya cobardía pones en evidencia, terminen masacrándote!
Revista Opinión
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