Postguerra en un Tokio que trata de resurgir de las cenizas del conflicto. El joven patólogo forense Kenzo Matsushita se dirige al encuentro de Kinue Nomura, una mujer que al atractivo de su belleza une una obra maestra del tatuaje: una gigantesca serpiente tatuada en su espalda. Cuando llega descubre en el cadáver desmembrado de Kinue, al que le falta todo el torso tatuado. En un baño cerrado por el interior.
En unión de su hermano Daiyu, inspector jefe de la policía de Tokio, comienza una investigación al más puro estilo clásico, que nos lleva por los bajos fondos tirando del hilo principal y que nos permite conocer el submundo del irezumi, el tatuaje corporal japonés.
Más asesinados, más tatuajes que desaparecen, pluralidad de de potenciales asesinos a lo Agatha Cristie en un entorno de caos y esperanza postbélica que es también un magnífico reflejo del estado de ánimo de un país arrasado. Toque final en estilo Sherlock Holmes por si faltaba algo.
Fantástico noir, que no ha perdido ni un ápice de interés a pesar de los años transcurridos. Muy de género negro y muy japonés. ¿Qué más puedo pedir?.
