Revista Libros
Resulta enternecedor (y sorprendente, a partes iguales) que un tipo tan serio como Arthur Conan Doyle, honorable creador del personaje de Sherlock Holmes, de sus aventuras y de admirable estética, dedicase tiempo y esfuerzos en investigar el supuesto caso de dos niñas inglesas que a comienzos del s. XX dijeron haberse fotografiado junto a unas hadas.
En este libro, A. Conan Doyle expone los hechos con claridad para que sea el lector quien decida si creer o no la historia. Cuenta que las niñas estaban tan habituadas a ver a las hadas en sus paseos por el campo, que en las fotografías aparecen posando y mirando al objetivo porque lo que les resultaba sorprendente era la cámara de fotos, algo todavía inusual en 1917... Así, explica uno a uno cada detalle, al más puro estilo de Sherlock Holmes, incluyendo testimonios de supuestos expertos en el tema y de personajes que viajaron al lugar atraídos por la noticia de las apariciones y que vieron todo tipo de seres feéricos junto a las niñas.
Según se aclara hacia el final del libro, las niñas quisieron apartarse de los focos tras expandirse como la pólvora la noticia de sus supuestos encuentros con las misteriosas criaturas: una de ellas decía que no había sido más que un juego infantil que se les había ido de las manos, y que las hadas no eran más que muñecas de cartón recortadas junto a las que se fotografiaban; la otra, sin embargo, aseguraba que todo había sido verdad y que aún recordaba haberlas visto.
Las hadas de verdad, que como todo el mundo sabe, no tienen la apariencia que le gustaba imaginar a Conan Doyle, debieron divertirse mucho con todo este revuelo.
Ilustración de Brian Froud.