Revista Religión

El misterio del Adviento, de Jean Daniélou

Por Alvaromenendez

El misterio del Adviento, de Jean Daniélou

Jean Daniélou (1905-1974)

Ofrezco un breve pasaje de El misterio del Adviento, de Jean Daniélou [1]...


«La vocación del cristiano
Es necesario que el cristiano comprenda que su vocación es precisamente la de negarse a dejar que se reduzca el destino del hombre a su sola realización temporal, en primer lugar, y la de querer salvar lo que, de eterno, hay en él. El cristiano debe asumir la condición del hombre en toda su profundidad. El cristiano debe ser el hombre de la contemplación, y si no es hombre de contemplación ya no es cristiano. Si no se sumerge, por medio de las más profundas raíces de su ser, en el mundo de la Trinidad, si no penetra en la tiniebla luminosa y si no quiere, como Pedro, Santiago y Juan, plantar su tienda en el Tabor, no es un verdadero cristiano. No se debe hacer consistir el cristianismo, ante todo, en una acción social, externa. Estamos llamados a vivir en la intimidad de las Personas divinas y hay toda una parte de nosotros mismos que está reservada a esta familiaridad con Dios: aquí se encuentra la plenitud de nuestra dignidad más profunda. Nadie puede llamarse hijo de Dios y desconocer esta realidad, como lo hacen tantos cristianos en la actualidad, diciendo: ante todo, es preciso que el cristiano actúe con eficacia en medio de la sociedad.También debe asumir la condición del hombre en toda su amplitud y ser el hombre de la caridad. Cuando Pedro, Santiago y Juan dijeron: Bonum est nos hic esse, hagamos aquí tres tiendas, aquel momento fue precisamente cuando la nube desapareció, y entonces no vieron ya sino a Jesús solo del todo, es decir, sólo vieron la humanidad de Jesús; dicho de otra manera, Jesús les condujo de la contemplación de su divinidad al servicio de su humanidad y, por tanto, les sacó de la contemplación de la Santa Trinidad para llevarlos al servicio de sus hermanos; Jesús solo del todo, es decir, tal como lo vemos en nuestros hermanos; Jesús tal como es actualmente en su humanidad, en todos los que sufren, en todos aquellos que están enfermos, en todos los pobres, y que nosotros debemos servir por medio de la caridad» [2].NOTAS[1] Jean Daniélou, El misterio del Adviento, Cuadernos Phase 163, pp. 101-102.[2] Las negritas son mías.

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