
En otro lugar, los artistas regalan sus emepetreses, presentan en sociedad su próximo fracaso. En Cadiz se guarda el secreto duranta meses hasta que estalla el Falla y la mirada total escudriña entre trajes, hechuras musicales y letras impagadas. Cada año, lo desconocido. En pequeñas diócesis: preliminares, cuartos de final, semifinales y gran final, liga de champiñones, pasito a paso, y sin empujar, porfavó. Iremos por partes. De momento me quedo con un coro italiano, una comparsa de currelantes y una chirigota de rumberos, y con el estribillo de éstos, realmente funcional y multiusos. Ya lo escucharemos mejor, pero habla, con rotunda sencillez y mucha chicha de fondo, de la crisis, la política y sus consecuencias. "¡Que les vayan dando!" El estribillo vale pa cantarlo en la calle con todas las ganas, y admite infinidad de posibilidades, como el abre y cierra la muralla. Políticos y empresarios chungos, que les vayan dando. Sindicalistas vendidos y mentiras podridad, que les vayan dando. Amigos de lo ajeno y fariseos de andar por casa, que les vayan dando. Directores dirigidos por control remoto, acosadores y cobardes; directores generales de la nada y babosos sin media guantá, que les vayan dando. Susceptibles de medio pelo, ídem de ídem. Fantasmas sin sábana, chulos de calles sin acera, mafiosos del pitiminí, torres y alfiles con la cara partía, que les vayan dando. Y así hasta la eternidad.