Hace casi cuatro años que orbito en derredor de esta idea: ¿Qué es lo esencial en el hombre? Es la conciencia de haber perdido algo que se mereció y ya no se merece; es aprobar lo bueno y preferir lo malo; es ir en pos de la propia sombra, y es la vergüenza por existir.
El hombre no es esencialmente racional, porque yerra por su propia voluntad, y querer está en su esencia, hasta el punto de que es correcto afirmar que alguien es -antes que lo que hace- lo que intenta y desea. Pero, por la explicación inversa, tampoco resulta esencialmente irracional.
La esencia del hombre, entonces, es la escisión, la herida, el desdoblamiento, la caída. ¿Cuándo cae el hombre? Cuando está a cierta altura. ¿Respecto a qué? Respecto al animal. Por tanto, el hombre ya es hombre antes de caer, porque conoce a Dios, y cae sin embargo, porque no se conoce a sí mismo.