El mito de la libre de la libre homosexualidad en la Grecia antigua (introducción)
Ya que las culturas occidentales tienen mucho que agradecerle a los griegos los partidarios de la ideología de género y quienes quieren vender la homosexualidad como algo normal usan como uno de sus más fuertes pretextos aquello de que para los antiguos griegos la homosexualidad era algo normal y aceptado y que por lo tanto debe ser igual de normal y aceptado para nosotros hoy día.
Que Alejandro Magno era afeminado, que los espartanos usaban como cosa normal las relaciones homosexuales y que acostarse con los pupilos era de lo más común y corriente son algunas de las historias que se cuentan y se cuentan como verdades con rigor histórico por aquellos que pretenden dominar incluso el pasado de las civilizaciones más eminentes. Se ha creado una historia paralela sobre los griegos en la que resultaron ser homosexuales de forma abierta en la sociedad sin ningún tipo de dificultades.
La homosexualidad desde luego ha existido en todas las civilizaciones antiguas y la griega no era la excepción, sin embargo de la presencia de homosexuales a la aceptación pública y sin problemas hay un salto enorme. La verdad es que los griegos a pesar de ser desde el punto de vista judeocristiano una cultura pagana, contaban con un código moral tradicional y unas leyes que condenaban las conductas y las prácticas homosexuales con la pena de destierro en algunos casos.
Este punto de vista moderno que se tiene de Grecia tiene como precursores a un grupo de intelectuales llamados expertos que también son abiertamente homosexuales; no estamos diciendo que su visión esté distorsionada por sus propias inclinaciones pero es un dato interesante que se puede mencionar. Algunas autoridades que dominan esta doctrina son Kenneth James Dover, Walter Pater, David Halperin y Michel Foucoult.
Walter Pater quien fue profesor en la universidad de Oxford justificaba la sodomía analizando la historia antigua según las relaciones homosexuales que mantenía el mismo con sus discípulos. Pater fue incluso profesor de Oscar Wilde, ese famoso homosexual arrepentido que terminó aceptando incluso creencias religiosas. Pater justificaba sus inclinaciones a la luz de la conexión espiritual que existía entre los maestros y los pupilos de la antigüedad, trayendo así dichas prácticas al Oxford del siglo XIX. Estos son los autores que un siglo después fueron desenterrados de las bibliotecas y elogiados por intelectuales interesados en promover la homosexualidad durante la tan recordada oleada hippie. Desde mediados del siglo XX no se ha anexado información nueva sobre el tema y lo que hasta allí se dijo es lo que presenta en la televisión y el internet como verdad histórica.
La primera evidencia sobre la homosexualidad de los antiguos griegos es el planteamiento que dice que principalmente los de la herencia jonia (los atenienses) tendían a recluir mucho a sus mujeres y a apartarlas de la vida pública suprimiendo así la imagen femenina de la vida social, lo que en lenguaje feminista actual sería: invisibilizaban a la mujer, pero en este caso no sería por el machismo patriarcal sino por el ¿machismo misógino homosexual? y cabe destacar que las feministas promueven en la actualidad la homosexualidad basándose en eso de que los griegos eran abiertamente gays. Esta costumbre de no darle tanto protagonismo a la mujer en la sociedad no era práctica de todos los espartanos, de hecho en la Esparta Doria la mujer era muy notable. Para los griegos ciertamente los vínculos personales más fuertes solían darse entre los hombre ya que antes del cristianismo no se creía en tal cosa como la libertad femenina cosa que a muchos hoy días se les olvida. Ahora, estos vínculos entre hombres no eran más que amistad y camaradería.
La segunda evidencia que muestran los autores modernos para hablar de la Grecia gay se basa en el famoso ideal de belleza que tenían los helenos ya que el ideal de belleza en el imaginario colectivo que ahora es el de una Scarlet Johanson, antes era el del joven que se hallaba en una edad joven, considerando al único tipo humano que llevaba una vida de violento ejercicio al aire libre y excelente salud corporal. Lógicamente, decir que porque eran el ideal de belleza en la antigüedad eran entonces homosexuales es como decir hoy que todas las mujeres por ser el ideal de belleza son lesbianas todas, aunque de hecho por ahí va el discurso de páginas como basura-colectiva y fakegrond.
La tercera evidencia al respecto dice que en un pueblo que daba tanta relevancia al entrenamiento deportivo, al combate y a la camaradería tendría que ser por completo normal que en el centro de las aventuras y las batallas épicas que los mantenía lejos de las mujeres y el hogar se forjarsen vínculos tan profundos entre los hombres que se tendrían que reflejar con manifestaciones de intimidad homosexual. Para los expertos del tema no es posible la idea de una hermandad entre los hombres, necesariamente tenía que haber relaciones sodomitas. Desde luego que debieron existir relaciones atípicas en el ejército pero no era la norma como ahora es tan común escuchar.
Los vocablos griegos para designar al maestro iniciador y a joven iniciado que aspiraba a convertirse en un hombre adulto eran respectivamente erastes Y eromenos que quieren decir: amante y amado. Lo que no aclaran los expertos modernos es que la mentalidad de los antiguos distinguía claramente y con palabras diferentes el amor erótico, el amor fraternal, el amor familiar y el amor sacrificado y que su civilización consideraba que todo joven necesitaba la tutela de un hombre mayor para llegar a ser sabio en la vida y destacado en el deporte ya que eran muy dados a la vida intelectual y a las competencias, al punto que es en Grecia donde nacen las olimpiadas.
Entre los cazadores y soldados donde el trabajo en equipo, la hermandad y el deber eran prioridad era muy mal vista la conducta sodomita. A los homosexuales en la Grecia antigua se les ponían nombres ofensivos que en la actualidad no se llegarían a concebir ya que como la gran mayoría de las civilizaciones humanas los griegos ciertamente estigmatizaban las prácticas sexuales estériles y las que conllevan riesgos de infecciones y en el caso de la homosexualidad se cumplen las dos condiciones. Los eufemismos políticamente correctos no eran algo que se daba entre los helenos para designar lo que hoy se llama homosexualidad, ni siquiera existía la palabra heterosexual porque lo que hoy llaman heterosexual es la gente normal y ya, de hecho la palabra heterosexual era empleada en sus inicios para designar al homosexual que ya había sido curado de su trastorno, considerado así en la época moderna. Las palabras reservadas para los hoy llamados con orgullo, gays eran: Euryproktos (ano abierto) lakkoproktos (ano de pozo) kynaidos (que avergüenza) androgynus (hombre afeminado) y marikas (que salta arriba y abajo)
Para los griegos definitivamente la homosexualidad era motivo de vergüenza y ni Zeus ni algún otro dios cuidador de los buenos era representante de la homosexualidad como lo era Poseidón el dios de los mares o Afrodita la diosa del amor o que mejor dicho despertaba las pasiones masculinas que si los griegos hubieran sido gays se hubieran inventado para su mitología en lugar de una Afrodita, un fabuloso Afrodito.