Revista Sociedad
A todos nos encanta encontrar proyectos que van a salvar el sistema sanitario, como la piedra filosofal... Esos proyectos innovadores y cargados de tecnología que son capaces de instalarse en ese espacio ficticio en el que conviven la reducción de costes y la efectividad. De hecho, muchas de las grandes iniciativas de los últimos tiempos se han presentado con ese eslogan: mejor y (a medio plazo) más barato.Hace unos cuantos años, cuando se planteó en un hospital la puesta en marcha de la teledermatología, decidimos preguntar a Rosa Taberner por las claves y pistas para no naufragar. Una de esas pistas era que todos debían entender el objetivo esencial de la teledermatología: acelerar la resolución de problemas graves a pacientes, pero nunca la reducción de la lista de espera.Algo parecido pasa con lo que cuentan unos investigadores de RAND en un estudio publicado por Health Affairs ("Direct-To-Consumer Telehealth May Increase Access To Care But Does Not Decrease Spending"). Analizaron la puesta en marcha de un servicio de telemedicina para que los pacientes con patología respiratoria aguda pudieran contactar vía videoconferencia con su profesional sanitario de referencia, con dos hipótesis de partida muy claras: ahorro y sustitución de las consultas presenciales por consultas online.Como era de esperar, en lo relativo al ahorro la diferencia era muy amplia: 79 dólares la consulta online frente a 146 dólares por una consulta presencial. Sin embargo, la parte de la sustitución no fue la esperada ya que solo el 12% de las consultas online implicaban sustituir una consulta presencial por esta nueva modalidad. El resto fueron consultas nuevas, principalmente por problemas menores que no habrían provocado visitas presenciales. Es decir, el estudio demuestra que los proyectos de telemedicina implican un incremento de la actividad total (la accesibilidad y rapidez generan más contactos con el profesional sanitario) y, por consiguiente, de gasto sanitario.No obstante, en este reportaje de la web Kaiser Health News, una empresa del sector señala que sus datos de actividad son muy diferentes a los que muestra el estudio (solo un 13% de las consultas online son nuevas). Sin embargo, otros estudios similares encuentran resultados en la misma línea, por ejemplo en 2016 se revisó la actividad de las llamadas "retail clinics" y, en ese caso, un 58% de las visitas presenciales fueron nuevas (no sustituían a las consultas habituales). Es conveniente dejar claro que en el estudio analizado en este post, las consultas virtuales son a petición directa del paciente, y no hay filtro previo de ningún tipo.Si nuestro objetivo es mejorar la atención al paciente y su accesibilidad, la telemedicina es una gran opción ya que aporta valor al paciente. Si pensamos exclusivamente en reducir el coste, aunque las consultas online sean más baratas, el incremento de actividad asociado al nuevo servicio puede descompensar el presupuesto anual salvo que lo acompañemos de otras medidas. ¿Soluciones? Incrementar la tasa de consultas presenciales que pasan a virtuales, mejorar las actividades educativas sobre autocuidados y potenciar la información en la web y apps de consejo sanitario, delimitar adecuadamente el uso de la teleconsulta.