La historia está jalonada de
conquistas de libertad e igualdad, justicia y solidaridad, protagonizadas por
las izquierdas.
Pero también contiene múltiples
luchas fratricidas que protagonizaron.
Los siglos XIX y XX están bañados
por la expansión del movimiento obrero en lucha contra la explotación y por un mundo nuevo; las luchas por los valores laicos, reconociendo
al ciudadano como piedra angular de derechos y la separación de Iglesia y
Estado, luchas por la libertad, igualdad y solidaridad, toman su mayor fuerza y
empuje dentro de la lucha de clases; contra la explotación y represión nacen,
se organizan y luchan las grandes corrientes anarquistas, socialistas y
comunistas. Aunque las sufragistas existieron en el XIX, la lucha feminista cobrará
un enorme empuje en el XX, el siglo de la revolución de la mujer, y tras la II
Guerra Mundial crecerá el movimiento ecologista, ambos movimientos con
similares prácticas de enfrentamientos internos y diferenciación de intereses volcadas en escisiones.
De cada corriente principal surgen
unas cuantas que se diferencian entre sí, dichas corrientes secundarias a su
vez alumbrarán múltiples organizaciones y grupos que se pelearán por ser los
más puros en la interpretación de los textos fundamentales, al tiempo creerán
ser los más eficaces luchadores para conquistar un mundo sin explotación ni
represión… La unidad de la izquierda comenzará por contener tres o cuatro
grandes corrientes: anarquistas, socialistas, comunistas –luego también
feministas y ecologistas- que se irán fragmentando en otras varias cada una de
ellas, que a su vez se irán escindiendo en multitud de grupos. Particularmente
destacable es que todos los partidos o grupos, fueran grandes o pequeños, de
hace cien años o diez, todos hablarán de crear la unidad de la izquierda; pero en
torno a ellos. No toda la historia de las izquierdas se pierde en luchas
internas, ni mucho menos, las conquistas sociales están unidas a fuertes luchas
empujadas por partidos de izquierdas, pero conviene considerar la experiencia histórica de momentos
cruciales en los que la violencia interna entre las izquierdas se desató. Ello
también forma parte de la experiencia resumida a continuación.
La Primera Internacional. El
movimiento obrero tuvo un marcado carácter internacionalista que fue plasmado
en la creación a mediados del XIX de la AIT, (1864), inicialmente con amplia
diversidad de movimientos y tendencias, multitud de grupos se unieron. Marx
tuvo un papel preponderante en su creación, en ella confluyeron socialistas y
anarquistas, -inicialmente Proudhon por poco tiempo por fallecimiento-. Bakunin
se incorpora cuatro años después, produciéndose múltiples luchas internas entre
las dos grandes corrientes, hasta la expulsión de Bakunin pocos meses después
de la Comuna de París de 1871. La Internacional se disuelve en 1876 sin haber
logrado la unidad de las izquierdas, al contrario, provocando innumerables enfrentamientos
entre socialistas y anarquistas, sin duda con argumentos de calidad desarrollados
en una u otra acera por eminentes intelectuales.
La Segunda Internacional (1889-1916)
el Primero de Mayo como fiesta de los trabajadores y el himno de La
Internacional se deben a ella. Reduce la confluencia unitaria de las izquierdas
a los partidos marxistas, lejos de hacer más sencilla la unidad partiendo de
una sola gran corriente, mostró nuevas segregaciones, los socialismos se
fragmentan en dos grandes corrientes, revolucionarios y reformistas, -Rosa
Luxemburgo, Eduard Bernstein-. La Iª Guerra
Mundial, aumentó aún más la desunión y los enfrentamientos al sumar a la
identidad de clase, los componentes nacionales, provocando rupturas y violentas
luchas entre las izquierdas.
La Tercera Internacional, o Komintern, nace tras la
Revolución Rusa en 1917 hasta la IIª Guerra Mundial. Se creó por Lenin,
nuevamente el mito de la unidad de las izquierdas se hace trizas por los
combates de los partidos comunistas contra los socialistas y anarquistas de los
países europeos al subordinar toda acción al bien supremo de la defensa de la
revolución, en un solo país, la defensa de la URSS. Mientras en Europa nacen
los fascismos. El
Komintern impone a los partidos comunistas europeos la política de todos
juntos, izquierdas y republicano burgueses contra el fascismo. En 1935 postulan
el Frente Popular en Francia y España y vencen en las elecciones de 1936.
La Cuarta Internacional, nace en
1938, como consecuencia de la persecución de los comunistas hacia los
trotskistas, (Stalin contra Trotski). Otra vez el mito de la unidad de las
izquierdas queda arrumbado; cada nueva Internacional es sinónimo de una
corriente de izquierdas menos, cada vez que se intenta nuclear y unir las
organizaciones obreras a través de una nueva Internacional, implícitamente
supone aceptar que la unidad de las izquierdas es un mito.