En la página de Martín Perarnau, uno de los lugares de referencia al menos para el que aquí escribe y trata de aprender de quien puede aportar algo nuevo, encontré una publicación que os traslado para invitaros a pensar. Copio y resalto abajo la última parte del artículo,-abajo enlace para leer completo- la que habla de la competición y sus efectos secundarios, alternativas a lo que hoy vemos, sufrimos y lo que es mas grave, padecen los niños en un entorno cada vez mas conflictivo por parte de todos. Alguien dirá que en Finlandia no se "fabrican" futbolistas, por lo tanto este método no es válido. No conozco las estadísticas de estos "extraños" sistemas, pero si se conocen los porcentajes de los niños que con las competiciones actuales se convierten en futbolistas en España. La diferencia a primera vista parece clara, los que se quedan en el camino y son inmensa mayoría en uno y otro país parecen disfrutar mas de algo que se llama infancia y nunca vuelve, en el frío país norteño. ¿Que en fútbol les ganamos?.. puede, en algo mas importante llamado educación y valores nos golean. F.B. "En Finlandia los niños estudian menos horas que en la mayoría de países. Apenas tienen tareas para hacer en sus casas y complementan sus estudios con actividades extraescolares como música o distintos deportes. Curiosamente, los resultados obtenidos en los estudios son excepcionales. Las consecuencias en cuanto a la felicidad de los niños, en cambio, son radicalmente opuestas.
Descubriendo el modelo de educación finlandés me acordé de cómo en un curso de coaching un profesor definió a un niño que jugaba al fútbol y cuál debía ser el papel del entrenador en ese proceso de aprendizaje de la siguiente forma:“El niño es como una planta: se la debe regar, mimar, orientar… pero como formadores no debemos olvidar nunca que el niño, como la planta, crece solo”.
- Antes de los 13 años no se dan notas para que los primeros pasos sobre el camino del conocimiento no generen angustia y sufrimiento.
- Potenciar el modelo de escuela de fútbol por encima de las ligas federadas en los años más importantes para la formación del niño. De lo contrario, este proceso se puede ver perturbado por la presión que genera en los niños (y padres) el resultado de los partidos de liga. Además, utilizar el mismo sistema de ascensos y descensos que en los profesionales con niños menores de 13 años solo puede generar un estrés y una frustración totalmente perjudicial para lo más importante en esas edades, su formación deportiva y humana.
- La evaluación de los niños pierde su carácter competitivo y angustiante para convertirse en un medio que los estimula y motiva. Al no recurrir a la evaluación se permite a los alumnos desarrollar su propio estilo de aprendizaje.
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