El modelo nórdico ha sido destacado en muchas ocasiones como una forma efectiva de integrar lo mejor del capitalismo o el libre mercado con un estado fuerte y con conciencia social, más cercano históricamente a los esquemas de tendencia socialista. ¿Se trata realmente de un camino intermedio a tener en cuenta?
Modelo nórdico
Existe una realidad incontrastable: Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia, los países nórdicos más importantes, registran indicadores económicos y sociales muy positivos y han superado en mejores condiciones que otras economías avanzadas la última crisis mundial. ¿Es tan exitoso el modelo nórdico? ¿Puede trasladarse a otros contextos y transformarse en un esquema viable?Si nos centramos por ejemplo en Suecia, debemos decir que registra la mayor cantidad de inversiones en el área de investigación y desarrollo de la Unión Europea, dedicando un 3,6% de su PIB. Al mismo tiempo, resalta como una de las naciones que más invierte en educación a nivel mundial y posee un aceitado mecanismo para el fomento de empresas, poniendo especialmente el acento en su competitividad y potencial exportador.
Sin embargo, tanto Suecia como los otros países nórdicos no han logrado avanzar en base a una economía capitalista o de libre mercado en un sentido clásico, con una intervención mínima del estado. Por el contrario, la participación estatal es fuerte y mantiene un papel trascendente en el sistema de prestaciones sociales y en el estímulo de la actividad económica.
EL MODELO NÓRDICO: LIBRE MERCADO CON UN ESTADO FUERTE
Esto no significa que el modelo nórdico pueda ser considerado como socialista. En estos países existe el libre mercado, las empresas privadas coexisten con las públicas y los mismos estados han encarado en las últimas décadas diferentes reformas tendientes a ganar en eficiencia, con el propósito de evitar los errores de un sistema estatal demasiado presente y acaparador. Al mismo tiempo, no se advierten las brechas sociales o los niveles de injusticia de países como Estados Unidos, autodefinidos como ejemplos de capitalismo.
Es así que el modelo nórdico puede combinar aspectos como alrededor de un 30% de la población activa empleada por el estado, una elevada cuota de trabajo femenino, prestaciones para la niñez y el sector pasivo entre las más completas a nivel internacional o avances ambientales con desregulación de mercados, baja de impuestos y reducción del gasto público.
EL MODELO NÓRDICO Y SU EFECTIVIDAD EN OTROS SITIOS
Habitualmente se dice que el modelo nórdico o escandinavo no puede extrapolarse a otros contextos porque solamente es posible bajo la mentalidad ordenada y el carácter solidario de los integrantes de esas sociedades. Se indica, por ejemplo, que en otros países nadie aceptaría el nivel de carga impositiva que todavía existe en la mayoría de los países nórdicos o su carácter progresivo y justo, ya que realmente pagan más aquellos que más ganan, como establecen la justicia y el sentido común.
¿Qué sucede si invertimos por un momento este razonamiento? ¿No será quizás que los ciudadanos de los países nórdicos pagan con gusto esos impuestos porque observan que el estado se los devuelve con servicios sociales de calidad? ¿Qué pasaría si en los países dominados por la corrupción, los estados inexistentes o ineficaces o la injusticia social los impuestos también regresarían al ciudadano en forma de prestaciones de nivel?
Quizás en ese momento el modelo nórdico podría convertirse en una alternativa o un cambio posible, por supuesto siempre atendiendo a las peculiaridades de cada nación o región. Un avance factible hacia sociedades tan justas como libres, con estados fuertes y eficaces y un mercado orientado a dinamizar el crecimiento socioeconómico y no a promover el ensanchamiento de las brechas sociales.
COPYRIGHT © PABLO JAVIER PIACENTE / Foto Por Cortesía: Wikipedia.
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