Revista Opinión
Cuando observé el rostro de Monago, nada más conocer la noticia de que estaba a un palmo de convertirse en Presidente de Extremadura, gracias al singular apoyo abstencionista de IU, detecté en él emociones ambivalentes, mezcla de alegría contenida y un madre, la que me ha caído. Quizá ni él mismo esperaba esta vuelta de tuerca y ya tenía por entonces cierta mentalidad de oposición. Y es que a Monago le llega el cargo de refilón, como quien no cree en la suerte, pero le toca la lotería porque su cuñado le regaló una participación días antes del sorteo. Aunque el premio que le ha tocado sea más bien una pedrea, o una pedrá, según se mire. Monago no podrá andar por la Asamblea a sus anchas, faciendo y desfaciendo a su gusto e imperio. Debe dialogar con la izquierda -las izquierdas-, pactar, hacerse de rogar, seducirles, ceder líneas de programa a cambio de gobernabilidad. De lo contrario, se comerá un rosco que, de alargarse la digestión, le obligará a recuestionarse su papel en la Asamblea. Monago creyó poder ser siquiera diácono y no pasará de monaguillo.
Por eso no es de extrañar que en sus primeros días como presidente pre-electo, su actitud haya sido de prudencia y escucha. Aún así ya se ha lanzado al ruedo mediático con algún que otro aperitivo. Quiere adelgazar; no él, el gasto público dentro de la Junta de Extremadura, siguiendo el catecismo impuesto por la sede catedralicia del PP. Una carta bien jugada en una Comunidad Autónoma cuya ciudadanía se quejaba de que el anterior inquilino -aún por hacer la mudanza- le había dado por derrochar y dejar que algún que otro correligionario tirara la casa por la ventana con el dinero del contribuyente. La pose de austeridad le sienta bien al PP extremeño, siempre que la aplique en su propia casa y no en la del electorado. Supongo que mientras estábamos en época de vacas panzonas a nadie, sea de un color u otro, le importó quemar el dinero público; ahora que arrecia el temporal y no nos da ni para un chicle, hacerse el frugal queda muy cool de cara al soberano.
La Asamblea promete dar de qué hablar, aunque solo sea como carnaza para la prensa. IU se desquita de años de hago como si no te veo con el PSOE; el PSOE, por su parte, pues si con esas estamos, ahí te puedes quedar, que te siente bien casarte con la fea. Que cada cual se cosa su paño. Y la casa por barrer; sea con mayorías absolutas o con reparto equitativo de cromos, quien sale escaldado de la gresca siempre es el ciudadano. Como que dos y dos son cuatro (en este universo euclidiano, que no se en otros). Va a ser difícil gobernar, tomar decisiones, en un patio de colegio donde la chiquillada anda reñida. Le va a tocar a Monago, como ya decía, hacer de monaguillo, llamar a la genuflexión, tocando la campanilla del triunvirato. A Vara le toca hacer el papel penitente de Justino de Nassau en Breda, entregando las llaves de la ciudad con humildad, mientras Monago oficia de general Spínola, aupando a su oponente en señal de respeto. Supongo que dentro del reparto, a IU le toca el papelón de llaves. Por cierto, casualidades de la vida, Breda fue rendida por el hambre. La historia se repite.
Ramón Besonías Román