El monfortino VII Conde de Lemos y Miguel de Cervantes (y II)
Juan B Lorenzo de Membiela
El secretario de Lemos, Lope de Vega propició el encuentro con Cervantes. Desde ese momento recibió su protección y socorro. Fue Lemos y el arzobispo de Toledo, D. Bernardo de Sandoval y Rojas, sobrino del duque de Lerma, quienes evitaron que Cervantes muriese el 22 de abril de 1616 en penuria, pero no en extrema indigencia: son cosas distintas.
El agradecimiento queda escrito en el Prólogo a la Segunda parte de "D. Quijote de la Mancha", de 1615, del siguiente modo:
"[...]Viva el gran conde de Lemos, cuya cristiandad y liberalidad, bien conocida, contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie, y vívame la suma caridad del ilustrísimo de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas; [...] Estos dos príncipes, sin que los solicite adulación mía ni otro género de aplauso, por sola su bondad, han tomado a su cargo el hacerme merced y favorecerme; en lo que me tengo por más dichoso y más rico que si la fortuna por camino ordinario me hubiera puesto en su cumbre. La honra puédela tener el pobre, pero no el vicioso: la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo [...]".
Y, posiblemente impidieron, que fuera procesado por la Santa Inquisición debido a dos excomuniones: la primera, dada por el Arzobispado de Sevilla por la requisa de cereales en Écija.
La segunda, dictada por el vicario general de Córdoba por encarcelar a un sacristán de Castro del Rio, reacio a entregar grano. La función recaudatoria , sea de la real de abastos para la Armada y la Flota de Indias, sea para otra empresa diferente, traía, en ocasiones, estas ingratas consecuencias .
No fue el primer benefactor de Cervantes Saavedra.
Además, contrasta la originalidad del prólogo con una dedicatoria que es un plagio a la dada por Fernando de Herrera en "Obras de Garcilaso, con anotaciones", publicado en Sevilla en 1580.
En fe del buen acogimiento y honra que hace Vuestra Excelencia a toda suerte de libros, como príncipe tan inclinado a favorecer las buenas artes, mayormente las que por su nobleza no se abaten al servicio y granjerías del vulgo, he determinado de sacar a luz al Ingenioso Hidalgo donQuijote ele la Mancha, al abrigo del clarísimo nombre de Vuestra Excelencia, a quien, con el acatamiento que debo a tanta grandeza, suplico le reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra, aunque desnudo de aquel precioso ornamento de elegancia y erudición de que suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, no conteniéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos ajenos que, poniendo los ojos la prudencia de Vuestra Excelencia en in] buen deseo, tío que no desdeñará la cortedad de tan humilde servicio.
Con Lemos, concurren otras perspectivas. Con experiencia de estado, civil más que militar...Sin haber entrado en años, pero alejado de las veleidades de una mocedad que no pudo permitirse, Cervantes se sentía protegido, pero tambien cómodo. Dos situaciones distintas que aplacan dos miedos diferentes: el exterior del mundo y el interior de la conciencia.
Mostrar esa conexión entre ambos es difícil porque lo verdaderamente emotivo se guarece en lo sublime infinito.
Advirtamos que, en vida, Miguel de Cervantes pasó inadvertido. Sus obras se desvanecieron bajo la indiferencia de todos .No alcanzó la gloria de Lope de Vega y otros coetáneos.
Es más, no fue conocido ni reconocido salvo por su benefactor y pocos más. Las lagunas que existen sobre su vida son debidas a esto precisamente. La falta de un retrato obedece a idéntico motivo. No así a su autorretrato, descripción literaria, que la plasma en el prólogo de sus "Novelas Ejemplares".
Sangró en Lepanto en 1571 en la galera "La Marquesa", combatió en Terceira (Azores) en la batalla de Salga,penó en Argel y ejerció inteligencia en Oran y Mostagán en 1581 .Fue , sin duda, su época más plena. El resto... una constante remisión a aquellas jornadas de alegría y gloria.
El 6 de junio de 1590 el doctor Núñez Morquecho, del Consejo de Indias, rechazaba la petición para desempeñar un cargo en el nuevo mundo: "Busque por acá, en que se le haga merced[...]".
Era hombre de valor y arrojo: a nadie que ha combatido junto a la parca puede exigírsele mansedumbre y vasallaje incondicional. Un carácter tan leal como confiado que bien pudo ocasionarle prisión...
O tal vez lo ineludible que así quiso. Un fatum enigmático que originó la creación del "Quijote". Obra atemporal, que traspasa el humor deslizándose hacia lo filosófico. Adentrándose en lo imperecedero del hombre en cualquier tiempo y en todo lugar: ¿Cómo pudo concebirse un cosmos de vida en esa estrecha y angosta celda? ¿cómo pudo continuarse después, bajo la sospecha maledicente de una sociedad hipócritamente puritana?
Sin duda es, en este contexto, en donde la regresión intimista del escritor esculpió catedrales con palabras.
Cuatro son las obras que dedica a Lemos. Todas ellas con afecto, humildad y agradecimiento. Los auxilios de ese patrocinio los desconozco. Pero sabemos que siguió escribiendo, de modo fecundo, además, desde 1613, cuando la relación entre Lemos y Cervantes consolidaba sinceridad y admiración recíproca.
Las dedicatorias que también son llamadas "cartas", son escritas desde lo profundo de un solitario que se siente escuchado, comprendido. Es humildad orgullosa de un viejo soldado lacerado por la ingratitud de muchos.
Conde de Lemos [...]y Capitán General del Reino de Nápoles,
Comendador de la Encomienda de la Zarza
de la Orden de la Alcántara.
Criado de Vuestra Excelencia,
El 25 de julio de 1615 publica " Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados ".
Su dedicatoria es la siguiente:
Ahora se agoste o no el jardín de mi corto ingenio, que los frutos que él ofreciere, en cualquiera sazón que sea, han de ser de V. E., a quien ofrezco el destasComedias y entremeses, no tan desabridos, a mi parecer, que no puedan dar algún gusto; y si alguna cosa llevan razonable, es que no van manoseados ni han salido al teatro, merced a los farsantes, que, de puro discretos, no se ocupan sino en obras grandes y de graves autores, puesto que tal vez se engañan. Don Quijote de la Mancha queda calzadas las espuelas en suSegunda partepara ir a besar los pies a V.E. Creo que llegará quejoso, porque en Tarragona le han asendereado y malparado, aunque, por sí o por no, lleva información hecha de que no es él el contenido en aquella historia, sino otro supuesto, que quiso ser él y no acertó a serlo. Luego irá el granPersiles, y luegoLas semanas del jardín, y luego la segunda parte deLa Galatea, si tanta carga pueden llevar mis ancianos hombros; y luego y siempre irán las muestras del deseo que tengo de servir a V. E. como a mi verdadero señor y firme y verdadero amparo, cuya persona, &c.
Y por último, la obra póstuma: "Los trabajos de Persiles y Segismunda", publicados el 23 de diciembre de 1616, cuya dedicatoria ha sido y es la más debatida por su enorme carga emocional:
"A DON PEDRO FERNÁNDEZ DE CASTRO,
Aquellas coplas antiguas, que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan:
Puesto ya el pie en el estribo,
quisiera yo no vinieran tan a pelo en esta mi epístola, porque casi con las mismas palabras la puedo comenzar, diciendo:
Ayer me dieron la Estremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir, y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies a Vuesa Excelencia; que podría ser fuese tanto el contento de ver a Vuesa Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos, y por lo menos sepa Vuesa Excelencia este mi deseo, y sepa que tuvo en mí un tan aficionado criado de servirle que quiso pasar aun más allá de la muerte, mostrando su intención. Con todo esto, como en profecía me alegro de la llegada de Vuesa Excelencia, regocíjame de verle señalar con el dedo, y realégrome de que salieron verdaderas mis esperanzas, dilatadas en la fama de las bondades de Vuesa Excelencia. Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del jardín, y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía, que ya no sería ventura, sino milagro, me diese el cielo vida, las verá, y con ellas fin deLa Galatea, de quien sé está aficionado Vuesa Excelencia. Y, con estas obras, continuando mi deseo, guarde Dios a Vuesa Excelencia como puede. De Madrid, a diez y nueve de abril de mil y seiscientos y diez y seis años.
Criado de Vuesa Excelencia ,
Miguel de Cervantes escribía esta carta el 19 de abril de 1616, cuatro dias antes de expirar. Solo ella merece un estudio más profundo y no una simple referencia. Sin miedos ya que abordar, pasada la tempestad de la vida, afronta el transito con resignación. No hay relativismos que valgan, porque solamente desde una autentica convicción puede asumirse, de este modo, el misterio de la vida.
Además de su sentimiento, concurre otro rasgo único: la generosidad de Cervantes. Como dijo Vicente de los Ríos: "dedicatoria que es digna de que la tengan presente todos los grandes y todos los sabios del mundo, para aprender los unos a ser magníficos y los otros a ser agradecidos [... ]".