Revista Cultura y Ocio

El monstruo de Hawkline. Richard Brautigan

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El monstruo de Hawkline. Richard Brautigan

     "Estaban agazapados con sus rifles en el piñal, observando como un hombre enseñaba a montar a caballo a su hijo. Era el verano de 1902 en Hawai.
     Llevaban mucho rato sin decir nada. Simplemente permanecían al acecho observando al hombre, al muchacho y al caballo. Lo que veían no les hacía muy felices.
     - No puedo hacerlo -dijo Greer."
     Mi aventura con esta novela comienza leyendo a Mónica. Los motivos y explicaciones que daba sobre este curioso título me llamaron tanto la atención que no pude evitar ir a buscarlo. No solo eso, sino que rápidamente se convirtió en mi lectura y, apenas unos días después de tenerlo en casa, me descubrí parada en mitad de un paso de cebra riendo con el libro abierto. Pero tenéis que entenderme, eran dos vaqueros en Hawai.. ¡entre piñas! Con semejante comienzo, no es de extrañar que hoy traiga a mi estantería virtual, El monstruo de Hawkline.

     Estamos a principios del siglo pasado y conocemos a Cameron y a Greer, dos pistoleros que son contratados por una niña. La niña llega a buscarlos desde un lugar lejano y los acompaña a casa de la señorita Hawkline. Allí se encuentran con una casa en la que hace un frío helador, un mayordomo demasiado alto, grutas de hielo bajo la casa y una mujer tan extraña pero hermosa. Lo único que falta es conocer el encargo: matar al monstruo que vive bajo la casa.
     Por mucho que se diga de este libro es difícil estar preparado para lo que uno se encuentra al leerlo. Doy fe. El autor concibe la novela en pequeños capítulos que están articulados casi como si fueran relatos correlativos, ya que todos son importantes. Desde el piñal por el que se arrastran sintiéndose ridículos e incapaces de cumplir con un encargo, hasta el viaje acompañados de la extraña niña en el que descubriremos la manía de uno de ellos por contar cualquier cosa, todos los capítulos se nos antojan necesarios e imprescindibles para poder completar la sensación de absurda coherencia que desprende este título. Brautigan juega a los imposibles y nos convence de que pueden existir maldiciones y monstruos a los que matar. Nos conduce para ello a una mansión helada, en la que las conversaciones se dispersan y la gente se desnuda para acabar teniendo sexo en los momentos más insospechados; una casa en la que se oyen ruidos extraños y cuyo dueño ha desaparecido; una casa, en definitiva, que juega a ser La Casa Encantada para divertimento del lector. Porque, si algo puedo asegurar, es que esta es una historia divertida.
     Resulta llamativo, una vez terminado el libro, reparar en la cantidad de cosas que se podrían contar de una historia que no se caracteriza precisamente por su extensión. El autor maneja una prosa sencilla y un vocabulario accesible, de tal modo que en una o dos tardes podemos finalizar sin esfuerzo alguno la novela. Pero cuando vamos a comentarla, nos damos cuenta de que la novela está tejida con un hilo formado por mil anécdotas que nos apetece resaltar (de hecho yo estoy pensando ahora mismo en qué momento puedo contar que el padre de la señorita Hawkline trabajó en Harvard hasta que un experimento suyo se comió a un perro).
     "Un western gótico" dice la cubierta del libro. No lo tengo claro, la verdad. En realidad me parece una historia difícil de etiquetar, tal vez inclasificable. Lo más cercano que os podría decir es que experimentéis, que el resultado, sin parecerme excepcional, sí que es brillante. Porque si en un libro todo es posible, Brautigan se encarga de hacer suyo ese dicho y trasladarlo al papel, dejando luego al lector la tarea de explicar lo que ha leído.
     Una novela a la que todo el mundo debería de acercarse. O por lo menos a abrirla y leer la primera página antes de descartarla. Yo he disfrutado con el descubrimiento.
     Por cierto, que no os he preguntado, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias

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