El monstruo de Santa Elena
Traducción: Ivette Antoni Fernández
La marquesa de Custine, una aventurera francesa, amante del célebre escritor Chateaubriand, propone a su amigo viajar a Santa Elena para poner a prueba su amor frente al no no menos célebre prisionero de la isla, Napoleón Bonaparte. Sin embargo, al llegar allí, las cosas se tuercen debido a la irrupción de una fuerza monstruosa e inesperada.
Aunque este libro me ha parecido mucho más legible y menos pesado que la anterior obra perpetrada por este autor ( Fungus), y por ende, me he saltado menos párrafos, hemos de concluir que es más de lo mismo. Es decir, aquí tenemos un autor que escribe siempre la misma obra, una y otra vez, en diferentes contextos y con pocas variaciones en realidad.
Como siempre, comienza bien, con prometedoras perspectivas, una prosa buena y ajustada, y un planteamiento curioso e interesante que parece desarrollarse en el campo del realismo (aunque por la portada se intuye que habrá un elemento "sobrenatural" o "extraordinario").
Sin embargo, cuando ya llevas un buen trecho, empiezas a darte cuenta de dos cosas: el argumento es secundario (por decirlo de un modo benevolente) y habrá monstruos. Y ahí empieza la novela a irse a la porra, justo en el momento en el que se produce el ya esperado ataque de los monstruos (la portada tiene un espoiler) y todo lo demás son batallas, luchas y descripciones gore de antropofagia y demás morbosidades. Es decir, cuando entran en juego las escenas "de acción".
¿Cuál es el "mensaje" de la novela? Pues no me ha quedado muy claro. Intuyo que se trata de hacer un paralelismo entre el monstruo humano (Napoleón) y sus émulos bestiales y marinos, aunque me parece decepcionante algo tan obvio. Para remarcar aún más el "paralelismo" se nos incluye una desagradable escena de violación relatada por la víctima.
En cuanto a los personajes, cuesta entender sus motivaciones para viajar a la isla de Santa Elena, pero bueno, viendo lo demás, esto hasta lo podría obviar... Napoleón, por otro lado, es pintado con los trazos más oscuros de brutalidad, prepotencia y megalomanía, cosa que casi seguro encaja con la realidad.
Al final, la novela, que por suerte es breve, te deja bastante indiferente (hablo de mí, claro), y con la sensación de haber perdido el tiempo en leer algo que ya escribió el autor en sus otras historias.
En resumen, una obra prescindible de fantasía, solo apta para muy fans del autor o del género, bien redactada, escrita en modo de "diario" (falso, por supuesto, ya que contiene diálogos y otros elementos que no encajan estrictamente en lo que entendemos por diario), con el aliciente de incluir como protagonistas a personajes reales como Chauteaubriand y Bonaparte, y el hándicap de ser una historia que ya no sorprende a nadie que haya leído la producción anterior del autor.
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